Todas las personas en el mundo tienen demonios internos, unos más fuertes que otros. A veces se logran controlar y en otras se apoderan de la vida, haciendo que esto termine en problemas, tragedias y tristeza.

Aaron Hernandez es el ejemplo de esto último. El exjugador de la NFL se suicidó en su celda de Massachusetts cinco días después de ser absuelto de dos asesinatos. Sin embargo, cumplía una cadena perpetua sin derecho a fianza por el homicidio de Odin Floyd.

Y es aquí cuando la opinión pública dice: “tenía todo en la vida para ser exitoso y lo echó a perder”. Por supuesto, nadie sabe lo que pasó por su cabeza cuando mató a Odin. Sólo Aaron sabía por qué lo hizo.

Aaron Hernandez Court Appearance
Foto: Getty Images

Esto es lo realmente triste. Porque no se trata de defender a alguien que cometió un delito tan grave. Al contrario, la justicia le cobró todo y no pudo pagar su deuda con la sociedad. El asunto aquí es como alguien puede echar todo a la borda cuando se deja controlar por un impulso estúpido.

Aaron Hernandez era un privilegiado en todos los aspectos. Tenía la fama gracias a que jugaba para uno de los equipos más mediáticos, los New England Patriots. Poseía talento de élite, pues para ser ala cerrada era un fenómeno físico: grande, veloz y fuerte. Dinero no le faltaba, pues acababa de firmar extensión por cinco años y casi 40 millones de dólares.

Empero, desde sus épocas en la universidad de Florida tenía problemas. En abril del 2007 en Gainesville, con apenas 17 años de edad, se negó a pagar una cuenta, lo sacaron del restaurante y golpeó a un empleado. En septiembre de ese mismo año estuvo involucrado en un tiroteo, donde murió Lloyd. Además, también se le implicó en un doble homicidio en Boston y en 2012 y otro tiroteo en 2013, en Miami.

Aaron Hernandez
Foto: Getty Images

Jamás lo pudieron controlar en New England. Por malas amistades, por poca madurez, por falta de ayuda, por lo que haya sido, su vida fue en picada en un descontrol bárbaro. Era joven, tenía dinero y fama ¿qué podía salir mal?

En 2013 lo sentenciaron por toda la vida, dejando una hija que crecerá con una terrible historia sobre su padre. Sin embargo, su último recuerdo será el beso que le mandó, sin saber lo que pasaría después.

Con los Pats el recuerdo es de tonalidades grises. Por supuesto, tendrá esa enorme mancha que nada puede borrar al ser un criminal, pero también fue parte de un sistema innovador. Un sistema que sigue buscando recrear Bill Belichick.

Aaron Hernandez y Rob Gronkowski
Foto: Getty Images

Junto a Rob Gronkowski, tomaron la liga por sorpresa. Tom Brady tenía dos alas cerradas de primer nivel. Su ofensiva era de ritmo, atacando con pases cortos y después yendo a la yugular. Gronk y Hernandez tienen el récord en conjunto de más recepciones, más touchdowns y más yardas en una temporada para dos TEs.

Desde ese entonces, Belichick ha intentado recrear esa dupla. La primera firma fue con Martellus Bennett, que no pudo coincidir con Gronkowski por lesiones. Ahora, el indicado parecer ser Dwayne Allen, el exala cerrada de los Indianapolis Colts. Claro, no han logrado alcanzar los números que hicieron con el nacido en Bristol.

Y así, todavía da más sentimiento. Pues pudo ser campeón más de una vez, hasta pudo ser de los mejores en la historia, pero todo quedará en el hubiera.

Lo único bueno que nos deja la historia de Aaron Hernandez es el ejemplo. No solo para los futuros jugadores de la NFL, sino para todo el mundo.

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