El futbol de Indonesia le dio la vuelta al mundo tras la tragedia que cobró la vida de más de 120 personas, tras el partido entre los clubes Arema y Persebaya, que tienen una marcada rivalidad.
Aficionados del Arema, el equipo local, saltaron a la cancha como protesta a la derrota de su equipo y fueron contenidos por elementos de la policía, que lanzaron gases lacrimógenos para tratar de controlar la situación, sin embargo, esto provocó un caos mayor.
Las víctimas fallecieron por aplastamiento o problemas respiratorios cuando la multitud comenzó a buscar las salidas, de modo que varios seguidores terminaron en la zona de los vestidores, donde fueron atendidos por los médicos de los equipos, cuerpo técnico y hasta jugadores.
Aficionados murieron en brazos de jugadores
Sin embargo las acciones fueron insuficientes y de acuerdo con el técnico del Arema, Javier Roca, algunos aficionados murieron en los brazos de sus jugadores.
“Había cerca de 25 o 30 personas, y cuatro de ellos murieron. Hubo aficionados que murieron en brazos de algunos de mis jugadores”, mencionó, de acuerdo con El País.
Los factores de la tragedia de Indonesia
De acuerdo con Javier Roca, cerca de tres mil personas ingresaron a la cancha, por lo cual consideró que lanzar gases lacrimógenos no era la medida más inteligente, sin embargo, esa no fue el único factor que marcó la tragedia. Indicó que el estadio pudo tener un sobrecupo, pero que independientemente de ello, se debió limitar el acceso para tener zonas de escape libres en las tribunas.
Otro aspecto es la propia cultura de los fanáticos, quienes no debían saltar a la cancha, ni para festejar una victoria ni para reclamar una derrota o funcionamiento, pues el futbol y ningún otro deporte debe ser considerado como un asunto de vida o muerte.
“No hay ningún resultado de ningún partido, de ninguna final de la Copa del Mundo que valga más que una vida”, estableció.
La ciudad no estaba preparada para evitar la tragedia
El estratega del Arema mencionó que la cantidad de muertos se disparó en parte porque el estadio no se encuentra tan cerca de hospitales, por lo cual los servicios de emergencia llegaron tarde, además de que la ciudad no cuenta con la infraestructura para atender a más de una centena de personas al mismo tiempo.
“La ciudad es pequeña y no tiene capacidad para que de un momento a otro se necesiten 100 o 200 ambulancias”, comentó.