El día de hoy es el ingreso de los nuevos miembros del Salón de la Fama de la NBA. Un evento que premia la carrera de jugadores ya retirados. Este año entrarán grandes figuras como Shaquille O’Neal, Yao Ming, pero la que se puede decir más llamativa es Allen Iverson.

Un personaje en toda la extensión de la palabra. En su mejor época como base de los Philadelphia 76ers llevó al equipo a las Finales del 2001, donde perdieron ante los Lakers de Shaq y Kobe Bryant.

Allen Iverson Sixers

Sin embargo, la cuestión mental lo marcó de por vida. Siempre se le juzgó como poco profesional, hasta cierto punto tenían razón. Cuando Iverson iba a un club para caballeros se gastaba la ‘módica’ cantidad de 40 mil dólares.

Los que me criticaron y trataron de ser negativos en mi carrera también me ayudaron… ya que traté de demostrar que estaban equivocados.

En su carrera ganó más de 140 millones de dólares y fue de los primeros en demostrarlo con autos, joyas y lujos. Si se puede hacer una comparación, es lo que Deion Sanders para la NFL.

Un basquetbolista que su indisciplina lo llevaba a lo más oscuro de la vida, pero también lo llevó no respetar rivales por jerarquía, ni por tamaño. Esa irreverencia que provocó que desafiara en a Michael Jordan en un mano a mano y lo venciera.

Con sus 1.83 metros de estatura, Allen cargaba con su equipo y con un pasado bastante complicado. Salió e la calle y hasta estuvo en la cárcel, pero el basquetbol lo salvó y el se lo retribuyó con su espectacular juego. Siempre envuelto en polémica como su divorcio o el aquel Día de los Enamorados en el que se peleó con unos chicos de raza blanca, en la duela todo eso quedaba atrás.

Hoy llega el día en que da la última cachetada a sus detractores. Recibirá el máximo honor que se le puede dar a un deportista, la inmortalidad.

****Miguel Delucio / @miguel_delucio
***Fotos Getty Images

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