Como algunos de ustedes deben saber, últimamente hemos estado hablando de personas que hicieron posible la existencia de grandes mangas y series de anime. Como eso ya se está convirtiendo en una costumbre para nosotros, hoy no nos vamos a ir por uno clásico; de hecho, tomaremos a Masashi Kishimoto, uno de los autores que forjó su fama en generaciones más cercanas.
Si no se sienten familiares con ese nombre, sólo deben saber que fue él quien dio vida a Naruto y a su peculiar universo de shinobis con habilidades sobrehumanas. En resumidas cuentas, una historia que nos enseña valores como la amistad, la valentía y la fuerza de voluntad para cumplir nuestras metas.
Ahora que saben en quién se centrará el tema de hoy, les aconsejamos que se pongan cómodos, ya que no sólo hablaremos un poco de su vida, sino que mencionaremos algunos detalles que para muchos fans en nuestro país, aún consideran un misterio.
Primeros años y trayectoria como mangaka
Kishimoto nació en la prefectura de Okayama, Japón el 8 de noviembre de 1974, junto a su hermano gemelo menor, Seishi Kishimoto. Desde que era pequeño, nuestro muchacho ya mostraba mucho intereses por personajes de dibujos animados, y fue en esos momentos de su vida en que comenzó a pensar que el manga era genial, y que deseaba convertirse en un famoso mangaka.
Uno de sus ídolos era el autor mundialmente conocido, Akira Toriyama y gracias a él creo su primer manga, que llevaba por título “Hiatari-kun”, cuya historia nos hablaba acerca de “un niño ninja de las sombras”.
¿Les suena familiar?
Para 1995, el chico envió por primera vez uno de sus mangas al semanario Shükan Shonen Jump. Karakuri (Mecánico) le valió una mención honorífica en Shueisha del mensual “Hop Step Award” en 1996, que era otorgado a prometedores artistas novatos en el rubro del manga.
Su hazaña logró que se le asignara al editor Kosuke Yahagi, con quien trabajó en una serie de proyectos -entre ellos una historia llamada Michikusa, que hablaba acerca de unos niños que se metían en líos al encontrar una cartera llena de dinero- que lamentablemente fueron rechazados.
Naruto
Tras una serie de intentos fallidos, el buen Kishimoto publicó el episodio piloto de la serie que sería su más grande éxito hasta ahora: Naruto.
Para quienes no se sientan familiarizados con esta obra, es más que nada la historia de un joven ninja llamado Naruto Uzumaki, quien sueña con convertirse en el shinobi número uno de su aldea. Durante sus aventuras, el chico conocería a un sin fin de amigos, así como a poderosos enemigos; pero sólo a base de coraje y fuerza de voluntad, vería sus sueños cumplidos.
La publicación de Naruto se realizó en el Akamaru Jump Summer de 1997, donde fue muy bien recibida. Más tarde, en 1999, la serie se convertiría en un manga semanal a través de la revista Weekly Shonen Jump.
Al dibujar a cada uno de los personajes de Naruto, Kishimoto siempre usó el mismo método de cinco pasos: concepto y bosquejo áspero, redacción, entintado, sombreado y color. Hasta la fecha, este genio sigue el mismo proceso.
Como sucede comúnmente en Japón, si un manga alcanza cierto nivel de fama, se convierte en anime, y fue exactamente lo que ocurrió con Naruto. La serie fue producida por Pierrot Studios y fue transmitida por la cadena televisiva TV Tokyo en 2002.
Tuvo una primera temporada con 220 episodios, y poco después esta dio paso a su secuela, Naruto Shippuden, cuya emisión continúa hasta la actualidad con 467 capítulos.
Sin embargo, después de 15 años de circulación, la historia en el manga concluyó su publicación el 10 de noviembre de 2014, dando un total de 72 volúmenes y 700 capítulos. El manga generó más de 200 millones de copias desde su salida.
Masashi Kismimoto creó su propia corriente moderna del ninja japonés, que francamente es algo totalmente diferente de lo que se conoce a nivel cultural. Ese fue un factor que ayudó a su obra a convertirse en un éxito a nivel mundial.
Datos curiosos
Ahora que hablamos de su vida y obra, toca hablar un poco de lo que no se sabe acerca de este crack normalmente,así que mencionaremos algunos detalles curiosos a continuación.
Uno: Aún siendo un bebé, nuestro amigo Akira ya mostraba pasión por el dibujo. Tanta que hasta se aventaba unas “creaciones” en las pareces con su propia popó.
Dos: Algunas de sus películas favoritas incluyen Star Wars, How to Train your Dragon, Saw y The Adventures of Tin Tin. Su película predilecta de todos los tiempos es Akira.
Tres: Cuando Kishimoto iba en la escuela secundaria, comenzó a perder interés en dibujar manga y dedicó su vida a los deportes, ya que según él, “era muy viejo para dibujar”. Pero en una tarde mágica, toda su inspiración regresó al ver el póster de Akira, película basada en el manga de Katsuhiro Otomo.
Cuatro: Su pueblo natal es Okoyama, que se encuentra cerca de Hiroshima. Las historias de sus abuelos acerca de sus experiencias de guerra influenciaron en el modo que escribió la Guerra Ninja en Naruto.
Cinco: Su gemelo idéntico, Seishi Kishimoto, también escribió un manga conocido como “666 Satan”. Si tienen oportunidad de leerlo, háganlo, que no está nada mal.
Seis: Él cita a The Matrix como un medio de inspiración cuando diseñaba los trajes de algunos personajes en Naruto.
Siete: Durante la publicación de la serie, Kishimoto se casó y tuvo un hijo. Los cambios en su vida personal afectaron en la forma en que se desarrollo el personaje de Naruto Uzumaki, ya que el autor quería que el personaje tuviera una perspectiva de la vida en base a su propia experiencia como padre.
Para despedirnos, queremos agregar que no será la última vez que sepan de los trabajos de este grande. En agosto de 2015, Masashi anunció que ya tiene pensado lo que quiere hacer de su próximo manga.
El tema central de la historia será la ciencia ficción. También dijo haber terminado los diseños de los personajes, y aseguró que el protagonista “está muy bien hecho”. Pero el resto de la información aún es un misterio. así que tendremos que estar pendientes de sus anuncios.
Sea el rumbo que decida tomar, sabemos que este gran mangaka volverá a traer una historia épica a nuestras vidas, y que sin importar que pasen cinco, diez o hasta quince años, volveríamos a amar sus trabajos.
