Lo que debo de saber
El "Laberinto de la soledad" es una enciclopedia de lo que somos, y de lo que queremos ser como mexicanos.
Ser Octavio Paz es ser muchos hombres al mismo tiempo. Es ser el único ganador del Premio Nobel de Literatura de México, es ser un poeta que habla de cómo las nubes pelean con el viento, es ser también un ensayista que le puso palabras a toda la identidad de un pueblo. Ser Octavio Paz es ser mexicano y estar perdido entre los laberintos de la soledad.
Publicado en 1950, El laberinto de la soledad es un ensayo, de poco más de cuatrocientas páginas, acerca de nuestra historia, cultura e identidad. Este libro nos invita a quitarnos nuestras máscaras, para vernos como realmente somos, para comprender qué significa haber nacido en este lugar del mundo.
A través de las páginas de esta obra comprendemos nuestras batallas y victorias. Las palabras de Paz nos permiten escapar de los estereotipos superficiales y sumergirnos en la psique colectiva para responder qué somos y cuál es el origen de nuestra nostalgia y desconfianza.
El laberinto de la soledad es una enciclopedia que define y aclara nuestras sombras y luces. Esta obra dialoga con nuestro espíritu y nos ayuda a rastrear nuestras huellas de dolor, desde la traición de la Malinche hasta la irreverencia de los pachucos. Aquí encontraremos un compendio de sabiduría que le queda muy bien a septiembre y a todas las fiestas patrias.
El laberinto de Octavio Paz
Cuando le preguntaron al autor mexicano sobre su vida, respondió: “La verdadera biografía de un poeta no está en los sucesos de su vida, sino en sus poemas”. Sin embargo, vale la pena conocer un poco de sus días y de esa forma tan particular de observar al mundo.
Paz nació en 1914, en plena revolución. Mientras su padre se alistaba para defender a Zapata, su madre se lo llevó a vivir con sus abuelos en una de las tantas casonas de Mixcoac. Ahí, entre las calles empedradas y los parques, descubrió que amaba el lenguaje. Su niñez fue algo errática, protagonizada por peleas y mudanzas.
En la adolescencia entró al Colegio San Ildefonso y ahí descubrió al mismo tiempo sus dos grandes pasiones, la política y la literatura. Con solo 16 años publicó su primer artículo en la revista Barandal, en donde cuestionó la pureza del arte.
Tras acercarse a la obra de T. S. Eliot, Octavio Paz descubrió en la poesía una forma de abstraer y sentir al mundo. Fue así como en 1933 salió Luna silvestre, su primer compendio de versos. Paralelo a esto, el autor siempre se involucró en el debate social, fue uno de los tantos artistas que apoyaron a los republicanos durante la Guerra Civil Española.
Una carrera consagrada
Octavio Paz tuvo sin duda una vida interesante. Un matrimonio controvertido con la escritora Elena Garro, que terminó en divorcio, un activismo político que le permitió atestiguar los momentos más importantes del siglo XX y hasta una estancia en India como embajador.
Paz fue un escritor prolífico; a lo largo de su vida publicó 28 libros de poesía y más de 30 ensayos luminosos, que nos hablan de todo, desde la vida de Sor Juana Inés de la Cruz, del oficio de la poesía en El arco y la lira y de la historia de la literatura en México.
En 1990 ganó el Premio Nobel de Literatura, por su gran contribución al lenguaje y a la escritura en general. Sus obras exploraron la identidad mexicana, y son en sí mismas una reflexión sobre el tiempo, el amor y el humanismo íntegro.
Frases del Laberinto de la soledad, para entender México.
Dicho todo lo anterior, hemos seleccionado algunas de las partes brillantes del Laberinto de la soledad. Un grupo de fragmentos que nos invitan a reflexionar sobre México, los mexicanos y esa melancolía casi indescriptible que flota en el aire cada vez que es 15 de septiembre, y vemos la bandera ondearse desde Palacio Nacional.
Sobre nuestras creencias
“En México, el culto a la vida es también el culto a la muerte”.
Sobre nuestros traumas
“Las épocas viejas nunca desaparecen completamente y todas las heridas, aun las más antiguas, manan sangre todavía.”
Sobre nuestro “yo” colectivo
“Ser uno mismo es, siempre, llegar a ser ese otro que somos y que llevamos escondido en nuestro interior, más que nada como promesa o posibilidad de ser.”
Sobre la soledad compartida
“La soledad del mexicano, bajo la gran noche de piedra de la altiplanicie, poblada todavía de dioses insaciables, es diversa a la del norteamericano, extraviado en un mundo abstracto de máquinas, conciudadanos y preceptos morales.”
5. Sobre cómo observamos la muerte
“Para el habitante de Nueva York, París o Londres, la muerte es palabra que jamás se pronuncia porque quema los labios. El mexicano, en cambio, la frecuenta, la burla, la acaricia, duerme con ella, la festeja; es uno de sus juguetes favoritos y su amor más permanente.”
