Muy probablemente la has visto aunque lo más seguro es que ni siquiera reparaste en ella, y si lo hiciste pasaste de largo sin saber bien que era ese muro endeble de cantera que amenaza con venirse abajo en cualquier momento. Hablamos de la fuente pública más antigua de la Ciudad de México, que sin embargo, vive horas difíciles pues se encuentra en el olvido.
¿Dónde está? ¿Cuál es su historia? ¿Qué valor histórico tiene? Intentaremos contar esta historia en el siguiente texto…
La estrategia de Hernán Cortés
Cuando el conquistador español Hernán Cortés buscaba hacer caer Tenochtitlán, una de sus estrategias fue cortar el suministro de agua a la ciudad. Para lograrlo destruyó una fuente que se encontraba en Chapultepec y desde la cual se abastecía de agua a la metrópoli por medio de arcos que habían construido los aztecas.
Tras varias batallas el Imperio Mexica cayó, pero tanto la fuente como los canales volverían a ser levantados años después…
Donde inicia el acueducto colonial
Entre 1755 y 1760 comenzó a operar en la Ciudad de México un acueducto colonial que se componía por 902 arcos que unían los cuatro kilómetros que iban de Chapultepec hasta Salto del Agua.
El inicio de esta fastuosa obra hidráulica comenzaba en la entrada del bosque de Chapultepec -donde había varios manantiales- con una bella fuente que mandó a construir el virrey Agustín de Ahumada y Villalón. El nombre de su autor quedó en el olvido y por más de un siglo, la colonia San Miguel Chapultepec dependió de ella como punto de abastecimiento de este líquido.
El paso demoledor del tiempo
El paso de los siglos propició que la Ciudad de México tuviera nuevas necesidades y el estilo de vida de sus habitantes fuera cambiando. Para 1896 Porfirio Díaz ordenó derrumbar los arcos coloniales. Muchos años después se comenzaron a construir las primeras vialidades y la Línea 1 del Sistema de Transporte Colectivo Metro. Con todos esos cambios el acueducto colonial desapareció.
Actualmente sólo hay algunos vestigios de esta construcción, como algunos arcos que se mantienen en pie sobre avenida Chapultepec. Seguramente los ubican:
En 1921 la fuente primaria fue removida de su ubicación original por el arquitecto Roberto Álvarez Espinosa. Su intención era agrandarla y hacerle algunas adecuaciones.
Para la década de los ochenta así lucía la fuente, ya inmersa en medio del caos vehicular y las vías rápidas:
Treinta años después, esta fuente se encuentra en el total abandono. Su destino contrasta con el de la fuente terminal del mismo acueducto, la cual se encontraba en el cruce de Salto del Agua, San Juan de Letrán y Arcos de Belém, y que hace varias décadas fue llevada a las huertas del convento de Tepotzotlán.
En su lugar se colocó una copia que emula la belleza que este monumento tenía en la época colonial.
Nuestro encuentro con esta joya olvidada
Elegimos un mal día para visitar esta fuente, o al menos eso nos pareció cuando salimos de la estación del Metro Chapultepec y nos topamos con un cielo totalmente gris -quizá la contaminación, quizá el frente frío- que le daba al ambiente un toque de tristeza, muy acorde, por cierto, con lo que estábamos apunto de ver.
Y ahí estaba, en medio de la glorieta que se encuentra a la salida del metro Chapultepec, entre Circuito Interior y Avenida Chapultepec. Rodeada por una reja estaba la fuente más antigua de la Ciudad de México, calificativo que por cierto ignora la inmensa mayoría de transeúntes que a diario pasan por ahí. Unos segundos nos bastaron para entender que aquella joya histórica y arquitectónica merece un mejor destino.
Si hasta hace unos meses esta fuente estaba rodeada de vendedores ambulantes, entre el olor a comida frita, la música de algún puesto de discos piratas y fayuca china de muy baja calidad, ahora se encuentra en medio de las obras de construcción para modernizar los paraderos, y así agilizar la circulación y desplazamiento de camiones y microbuses por avenida Chapultepec.
Aunque a unos metros se encuentra una de las entradas a la Primera Sección del Bosque de Chapultepec, el lugar luce bastante descuidado, tanto que no era difícil ver que entre los arbustos de la glorieta iban y venían ratas de un tamaño considerable.
Resquebrajada, agrietada, rota, sucia, con las estatuas que la integran mutiladas y un par de inscripciones en piedra que aportan muy poco a su historia, así encontramos a esta fuente que aunque resulte contradictorio aún conserva algo de su belleza.
Como si se tratara de un mal chiste, a lo lejos los edificios modernos de Paseo de la Reforma contrastan con esa plazuela olvidada donde esta fuente histórica se desmorona sin que a nadie le importe.
Tristemente no hay ninguna placa o letrero que le informe a quienes pasan por ahí que aquellas ruinas forman parte de la historia de la Ciudad de México, tampoco se aprecia que se realicen tareas de mantenimiento para evitar que su deterioro continúe y los daños sean irreversibles.
El futuro de la fuente
Desconocemos si entre las obras que actualmente lleva a cabo la Seduvi junto a la Secretaría de Movilidad en el exterior del Metro Chapultepec se contempla la de remozar tanto la fuente como el área donde se encuentra. Esperemos que así sea, pues por años este patrimonio de la ciudad ha sido gravemente ignorado hasta encontrarse al borde de su destrucción definitiva.
Por lo pronto, si pasan por ahí no dejen de visitarla, si los propios ciudadanos no empezamos a darle el valor a los sitios históricos y joyas que tenemos nadie más lo hará.
Por @gabrielrevelo