Lo que necesitas saber:
Culhuacán es uno de los pueblos más antiguos del Valle de México. En él encontramos las raíces de lo que hoy es la CDMX.
Entre los pueblos originarios de la CDMX tenemos a Culhuacán, uno de los asentamientos más antiguos e importantes de lo que hoy es el Valle de México. Desde el Parque Nacional Cerro de la Estrella hasta sus paisajes verdes que no tienen límite, esta zona nos revela parte de la historia de la capital mexicana y sus alrededores.
El primer asentamiento en esta zona es del siglo VII d.C. y corresponde a un grupo de nómadas que venían del norte y ya hablaban en náhuatl. Culhuacán floreció como una importante ciudad-estado mucho antes de Tenochtitlan. Su capital se estableció al pie del Cerro de la Estrella, al que llamaban Colhuacaltépetl y consideraban como un lugar sagrado y como una imágen del cerro mítico que dio origen a las deidades y a las migraciones de los antiguos pueblos.
En la actualidad, Culhuacán es considerado como uno de los pilares para la identidad de la Ciudad de México. Guarda un importante legado colonial, mantiene vivas sus tradiciones religiosas y es un importante centro de conservación natural. Aquí tenemos algo de su historia.
Culhuacán en la época prehispánica
El nombre de este lugar significa “lugar de los colhuas”, pero también “cerro jorobado”, “lugar de los ancestros” o “cerro tuerto” y fue el pueblo de los colhuas el que llegó a la región y en el año 670 d.C. para establecer un señorío importante. Sus primeros asentamientos presentan una gran influencia de la cultura Teotohuacana, que floreció entre los años 300 y 600 d.C.
Los colhuas ejercieron su dominio sobre los pueblos de los alrededores y marcaron una gran influencia en los inicios del pueblo azteca. Cuando los mexicas llegaron a Culhuacán se emparentaron con los nobles de la región y se dice que Acamapichtli, el primer tlatoani mexica tenía sangre de colhua. Con él comenzó la importante línea de reyes que gobernó en Tenochtitlan.
Durante la época prehispánica este lugar fue un importante centro cívico y religioso gracias a su posición estratégica y a su relación con los pueblos tolteca y mexica. Su centro ceremonial principal estaba en el Cerro de la Estrella (conocido como Huizachtépetl) y ahí le rendían culto a los dioses del agua y la fertilidad.
Sus habitantes se dedicaban a la agricultura y la explotación de canteras y eran conocidos por su dominio de las artes. Ya para el año 1400 d.C. Culhuacán quedó bajo el dominio mexica, aunque la importancia de su legado político y cultural persistió.
La época colonial
Después de la conquista, Culhuacán se convirtió en un pueblo de comerciantes. Sus habitantes se dedicaron al cultivo en chinampas y a la producción de artículos de cerámica y petates, que enviaban a la ciudad a través del desaparecido Canal de la Viga que entonces era la principal vía comercial.
El pueblo compuesto por varios barrios dispersos se volvió un centro importante para la evangelización, que primero quedó a cargo de los frailes franciscanos y más tarde de los agustinos, que construyeron su monasterio en 1552 sobre los restos de templos prehispánicos. Ahí los religiosos aprendían las lenguas indígenas.
Culhuacán quedó conformado por 11 barrios diferentes entre los que tenemos: Los Reyes, Tomatlán, San Antonio y Culhuacán Centro que están en la alcaldía Iztapalapa y San Francisco, Santa Ana y la Magdalena en la alcaldía Coyoacán. En el lugar hay templos coloniales importantes como la Parroquia del Señor del Calvario y el Ex Convento de San Juan Evangelista.
Del siglo XX al presente
El cultivo de chinampas y el comercio a través de las aguas continuó hasta la desaparición del canal de La Viga, así Culhuacán pasó de ser un pueblo rural a una zona urbana. En 1928 su territorio se dividió y quedo bajo la administración de las hoy alcaldías Iztapalapa y Coyoacán.
En 1965 el gobierno expropió los terrenos ejidales y comenzó la construcción de unidades habitacionales, escuelas y mercados. Aun así, los habitantes de Culhuacán tienen el compromiso de conservar sus tradiciones hasta la actualidad y siguen unidos por sus celebraciones religiosas.
El lugar conserva un importante patrimonio histórico. El Ex Convento de San Juan Evangelista fundado por los agustinos, se restauró en 1984 y se convirtió en centro comunitario. El Cerro de la Estrella es un lugar perfecto para admirar el paisaje, realizar actividades deportivas, visitar su pirámide y su Museo Fuego Nuevo con exposiciones interesantes sobre la historia de la región.
