Para muchos, las matemáticas son una lata, sobre todo cuando de contar cosas se trata. El ábaco (pero que viejo nos hizo sentir decir eso) es la primera herramienta utilizada para enseñar a los niños a contar y hacer sumas y restas.
Sin embargo, nuestra primera forma de aprender a contar, es utilizando algo con lo que nacemos: nuestras manos.
Sabiendo que en cada mano tenemos cinco dedos, es como aprendemos a contar inicialmente hasta el número 10. Pero, ¿qué pasaría si les dijéramos que podemos llegar a contar hasta 1024 con las manos?
Desde darles un valor de uno a nuestras falanges, en tan solo una mano podemos contar hasta el 12 utilizando el pulgar. O que tal cerrar los dedos y darles un valor binario a cada uno, iniciando con el número uno y multiplicándolo de manera exponencial, terminando con 512. Y al abrirlos, llegamos a 1024.
Y esto sigue expandiéndose al ir dándoles diferentes valores a cada dedo o acomodarlos en diferentes formas.
En fin, las posibilidades son casi infinitas. Y nosotros que solo llegábamos al número 10.