De los creadores de “Soy Calderón y me voy a echar unos tuits para apoyar a mi esposa”, llega un funcionario de la TV pública en España cuya intención (esperemos) era noble: resaltar los aspectos positivos de la colonización española en América. Sin embargo (como casi siempre ocurre cuando alguien se quiere pasar de sabroso), el asunto se le salió del guión y esto ocurrió.
Al presidente de Radio y Televisión Pública de España (RTVE), José Antonio Sánchez, se le cruzaron los cables y sacó a orear al pequeño imperialista que lleva por dentro. Esto, en una conferencia que se aventó el pasado 30 de marzo, donde nomás tenía que explicar cuál era el compromiso que la TV de España tiene con América… Y ya, nada fuera del otro mundo: el intercambio cultural, la consolidación del castellano como lengua del mundo, la difusión de las chilenas de Hugo Sánchez en el viejo continente… cualquier cosa pudo haber dicho. Pero no.
“Mi falta de conocimiento sobre el asunto, el exceso de trabajo que tengo y el poco tiempo que ha transcurrido hace que la calidad de las palabras que voy a pronunciar deje mucho que desear y, por tanto, pido perdón de antemano por las mismas”, advirtió el funcionario antes de aventarse un discurso que hubiera conmovido al más sanguinario miembro de las tropas de Hernán Cortés.
“España nunca fue colonizadora, sino evangelizadora”, inició Sánchez (va, pues digamos que sí)… para luego lamentar que los historiadores mala onda colocan a su pueblo como gandalla y aniquilador de civilizaciones. Cómo se les ocurre eso si ellos (los españoles) venían de un mundo harto civilizado, en el que ya se disfrutaba de grandes poetas, sublimes pintores y… primer mundo, o sea, ves.
En fin, si los descendientes de Moctezuma no lo comprenden, ni modo. De lo que está seguro Sánchez, es que con la llegada de España a América, se le hizo un gran favor a la humanidad. ¿Cómo? Bueno, él no lo supo explicar, por eso prefirió citar a la autora de Los aztecas: una interpretación, Inga Clendinnen:
“(La historiadora) Dice con cierta sorna: ‘Lamentar la desaparición del imperio azteca es más o menos como sentir pesar por la derrota de los nazis en la Segunda Guerra Mundial. La cultura azteca era un totalitarismo sangriento fundado en los sacrificios humanos'”.
Aplausos.