Lo que debes de saber
Octubre es el mes perfecto para leer los mejores cuentos de terror que se han escrito en la historia de la literatura.
Alguna vez el gran escritor inglés Lovecraft dijo: “La emoción más antigua y más intensa de la humanidad es el miedo…” Y qué razón tenía; pocas cosas tan reales y tan necesarias como sentir temor por lo desconocido. ¿Y qué mejor que obtener este tipo de adrenalina, no de la vida real, sino de los cuentos de terror? esos pedazos de literatura a través de los cuales podemos dialogar con toda clase de monstruos, los reales y los imaginarios
Los relatos macabros han acompañado a la humanidad durante siglos, casi desde que los primeros habitantes de la Tierra se sentaban en torno a una fogata y contaban las hazañas de su vida. De acuerdo a los especialistas, esto se debe a que el terror está vinculado a nuestros instintos más primitivos; es una emoción generada por el cerebro para advertirnos respecto a un peligro inminente.
Quizá por eso, en casi todas las culturas del mundo existen leyendas que representan desde las palabras nuestro temor a la naturaleza, al tiempo, a la muerte y a las inconsistencias de nuestro espíritu, porque los humanos tenemos un lado oscuro, aunque intentemos ocultarlo detrás de nuestra luz.
En ese sentido, es correcto decir que los cuentos de terror siempre han existido; sin embargo, su apogeo en la literatura comenzó en el siglo XIX, cuando las historias se pasaron de la tradición oral al papel. Asimismo, en este periodo, los escritores integraron en la vida cotidiana las viejas supersticiones, criaturas y fantasmas.
Desde la fragilidad de la razón y el horror cósmico de Lovecraft hasta la profunda exploración de la psique de Edgar Allan Poe, cada autor puso una piedra para construir este género, que por cierto le queda muy bien a octubre; un mes de lunas grandes, donde el otoño nos muestra los límites que hay entre la luz y la sombra, entre lo conocido y lo desconocido.
Características de los cuentos de terror (cortesía de Stephen King)
Para entender y profundizar en los relatos de horror, vale la pena acudir a las grandes plumas; una de ellas, quizá la más importante en la escena contemporánea, es Stephen King, un autor estadounidense, cuyos relatos macabros han vendido millones y millones de copias alrededor del mundo.
Además de regalarnos personajes sociópatas icónicos, como Jack Torrance de El resplandor, el autor estadounidense ha compartido, a lo largo de su carrera, algunos consejos básicos dirigidos a todos los que están interesados en este género; se trata de un grupo de lecciones literarias para escritores en ciernes y para entusiastas del terror.
Aquí les compartimos algunos consejos:
*Ve más allá de las imágenes desagradables: el terror es como una danza, lenta y delicada, que nos tiene que llevar de manera sutil a nuestros lugares más primitivos. Para lograr esto es importante trabajar la psicología profunda de los personajes, encontrar su huella de dolor, sus debilidades y sus creencias.
*Antes de empezar, pregúntate “¿Qué pasaría si…?”: La imaginación es esencial para construir una historia de terror verdadera. Para estimularla, siempre podemos pensar en cómo transformar una situación ordinaria en un evento fuera de lo común.
Un ejemplo podría ser: ¿Qué pasaría si un lunes tocan la puerta, la abro y del otro lado está mi prima recién fallecida?
*Trabaja en la atmósfera: Los cuentos de terror requieren una descripción extraordinaria del paisaje que rodea a los personajes. En una narración de estas características nada es normal: los árboles rasguñan el cielo con sus ramas, los cuadros en los pasillos son testigos confiables y el piso cruje en cada paso.
Seis cuentos de terror, que no hay que leer antes de dormir
Dicho lo anterior, hemos seleccionado una colección de cuentos, escritos por los mejores exponentes del terror, que nos invitan a viajar a los límites de este género. Aquí encontraremos una colección de casas viejas, espíritus, temores de antaño y, sobre todo, de relatos atemporales que nos invitan a ver la realidad desde otros filtros.
1. El extraño
H.P. Lovecraft
“Infeliz es aquel a quien sus recuerdos infantiles solo traen miedo y tristeza. Desgraciado aquel que vuelve la mirada hacia horas solitarias en bastos y lúgubres recintos de cortinados marrones y alucinantes hileras de antiguos volúmenes, o hacia pavorosas vigilias a la sombra de árboles descomunales y grotescos, cargados de enredaderas, que agitan silenciosamente en las alturas sus ramas retorcidas. Tal es lo que los dioses me destinaron… a mí…”
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2. El gato negro
Edgar Allan Poe
“No espero ni pido que alguien crea en el extraño aunque simple relato que me dispongo a escribir. Loco estaría si lo esperara, cuando mis sentidos rechazan su propia evidencia. Pero no estoy loco y sé muy bien que esto no es un sueño. Mañana voy a morir y quisiera aliviar hoy mi alma. Mi propósito inmediato consiste en poner de manifiesto, simple, sucintamente y sin comentarios, una serie de episodios domésticos…”
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3.El hombre del traje negro
Stephen King
“Soy un hombre muy anciano y esto es algo que me sucedió cuando era muy joven, cuando solo tenía nueve años. Corría el año 1914, el verano después de que mi hermano Dan muriera en el campo oeste y tres años antes de que Estados Unidos interviniera en la Primera Guerra Mundial. Nunca he contado a nadie lo que pasó aquel día en la bifurcación del río, y nunca lo haré… al menos no de palabra…”
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4. El huésped
Ámparo Dávila
“Nunca olvidaré el día en que vino a vivir con nosotros. Mi marido lo trajo al regreso de un viaje.
Llevábamos entonces cerca de tres años de matrimonio, teníamos dos niños y yo no era feliz. Representaba para mi marido algo así como un mueble, que se acostumbra uno a ver en determinado sitio, pero que no causa la menor impresión. Vivíamos en un pueblo pequeño, incomunicado y distante de la ciudad. Un pueblo casi muerto o a punto de desaparecer…”
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5. La casa tomada
Julio Cortázar
“Nos gustaba la casa porque, aparte de espaciosa y antigua (hoy que las casas antiguas sucumben a la más ventajosa liquidación de sus materiales), guardaba los recuerdos de nuestros bisabuelos, el abuelo paterno, nuestros padres y toda la infancia.
Nos habituamos Irene y yo a persistir solos en ella, lo que era una locura, pues en esa casa podían vivir ocho personas sin estorbarse. Hacíamos la limpieza por la mañana, levantándonos a las siete, y a eso de las once yo le dejaba a Irene las últimas habitaciones por repasar y me iba a la cocina.”
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6. El almohadón de plumas
Horacio Quiroga
“Su luna de miel fue un largo escalofrío. Rubia, angelical y tímida, el carácter duro de su marido heló sus soñadas niñerías de novia. Ella lo quería mucho; sin embargo, a veces, con un ligero estremecimiento, cuando volviendo de noche juntos por la calle, echaba una furtiva mirada a la alta estatura de Jordán, mudo desde hacía una hora. Él, por su parte, la amaba profundamente, sin darlo a conocer.
Durante tres meses —se habían casado en abril— vivieron una dicha especial.
Sin duda hubiera ella deseado menos severidad en ese rígido cielo de amor, más expansiva e incauta ternura; pero el impasible semblante de su marido la contenía siempre…
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7 El sueño
Mary Shelley
“La época en la que aconteció esta pequeña leyenda que se va ahora a narrar fue el comienzo del reinado de Enrique IV de Francia, cuyo ascenso e ilícita apropiación, mientras los demás traían la paz al reino cuyo cetro él había empuñado, fueron inadecuados para cicatrizar las profundas heridas mutuamente infligidas por los bandos enemigos.”
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