En Argentina ocurrió algo inaudito que nos da pretexto para la nota idiota del día. Una prófuga por fin se presentó ante la ley para cumplir su condena, pero le dijeron que regresara otro día, porque estaban llenos.

En 2008, fue muy sonado en aquel país el caso de una policía, Raquel Murúa que, yendo en sentido contrario en una de las calles de Rosario, Santa Fe, atropelló a Mario Secondino, de 17 años, que iba en moto. Los amigos polis de Raquel intentaron montar una escena en la que ella no resultara culpable del asunto, pero una cámara de seguridad lo grabó todo y ella fue juzgada.

La corte le dio tres años de prisión y la sentencia fue dictada en noviembre del año pasado. La defensa alegó, la burocracia se puso a trabajar con su habitual paso de tortuga y cuando se confirmó la pena, ya era marzo. La corte dijo algo como “Bueno, en el fondo es buena muchacha, aunque le guste ir en sentido contrario por ahí”, así que le concedió 10 días hábiles para arreglar sus asuntos y presentarse voluntariamente para cumplir su condena.

Raquel decidió tomarse un poco más de tiempo y para el 21 de marzo, cumplido el plazo, ya era toda una prófuga de la justicia. Se dictó orden de aprensión (otra vez) y fueron todos a buscarla. Como los polis son medio inútiles aquí y en China, no dieron con ella, pero no hubo problema: Raquel se presentó el 4 de abril con las muñecas bien juntitas para ser encerrada.

Sin embargo, las autoridades le dijeron que se fuera a su casa y regresara otro día, porque no había forma de encerrarla dadas las condiciones especiales que pidió su abogado. ¡Así nada más, le dijeron “Váyase, regrese el martes a ver si ya la podemos encarcelar”! Y sí, adivinaron: llegó el martes y no se presentó. ¡Nada de esto tiene sentido!

La defensa de Raquel había solicitado una serie de condiciones para su encierro que la fiscalía aceptó. Esas condiciones incluían ser encerrada en un lugar donde no corriera riesgos, donde sólo hubiera polis encerrados (y no presos comunes), que estuviese aislado, lejos de la ciudad de Rosario y que su ubicación fuera secreta. Sí, todo parece indicar que hay un montón de gente muy enojada con ella.

Por su parte, la mamá del chico atropellado se puso que le hervía la sangre por todo el absurdo y afirmó histriónicamente para un diario local:

“No voy a parar hasta que vaya presa; lo prometí ante la tumba de mi hijo”.

Y en efecto, no descansó. El miércoles, la señora fue y se encadenó en el hall de ingreso del Palacio de Justicia. Sin embargo, por la tarde llegó la esperada noticia, Raquel había sido detenida (porque a todos se les había bajado el viaje de crack en que estaban y les regresó el sentido común).

La señora se desencadenó y todos volvieron a su casa.

¡QUÉ DIABLOS!

Vía: La Capital (Diario de Rosario)

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