¿Es rock? ¿Es hip hop? ¿Es metal o es pop? Aunque el tiempo, la evolución y las plataformas de streaming se han encargado de tirar las barreras de los géneros musicales, a principios del milenio, estas definían la música que te gustaba, como te vestías e incluso con quién te juntabas.

Las preguntas arriba hechas, pasaban constantemente por mi cabeza durante las primeras veces que escuché “One Step Closer”, “Crawling” o “In The End”, canciones que enmarcaban el debut de Linkin Park, y tras confirmarse el suicidio de Chester Bennington, es imposible no pensar en aquellas canciones, en aquellos tiempos y sobre todo, en aquellas razones que pueden llevar a una persona a quitarse la vida.

En las últimas horas he escuchado todo tipo de comentarios y juicios sobre la muerte de Chester Bennington. Desde aquellos que tienen la bajeza de celebrar o minimizar la muerte de una persona bajo el mediocre argumento de “su música ya no era tan chida” o “su banda estaba bien culera” –como si la vida de una persona se midiera en lo que hace o deshace profesionalmente hablando– o peor aún, los que siguen perpetuando la idea de que el suicidio “es de cobardes”, cuando en realidad es una consecuencia de vivir en una sociedad que no está preparada para aceptar, y sobre todo ayudar a aquellas personas que sufren algún desorden emocional. Estar triste o deprimido no es de débiles, es de humanos.

Si hablamos de Chester Bennington y Linkin Park, hablamos de la primera banda que rebasó los mil millones de reproducciones en YouTube, y también de la banda de “rock” que tiene más seguidores en Facebook. Estos datos no los comparto con la intención de medir su popularidad, sino para poner en contexto lo que Linkin Park significó para la música y las generaciones que crecimos en el nuevo milenio.

Chester Bennington de Linkin Park en Mexico
Chester Bennington durante el último concierto de Linkin Park en la Arena Ciudad de México en Junio del 2015 / Foto: Manuel Velasquez

Estamos hablando de un chico que se crió en una comunidad cristiana, en un hogar roto, lo que a muy temprana edad le llevó a abusar de alcohol, drogas y otras sustancias tóxicas. Desde los 7 y hasta los 13 años fue víctima de constantes abusos sexuales. En la escuela era golpeado y sufría bullying por “ser diferente”. Desgraciadamente, su realidad es la que viven millones de niños y jóvenes en todo el mundo. Sin embargo, Chester Bennington, no solo aceptó su realidad, sino que la adoptó para mostrar al mundo que se vale y se puede ser diferente; y la mejor muestra de ello es lo que significó en su momento la música de Linkin Park: ¿es rock? ¿es hip hop? ¿es metal o es pop?

Siempre será difícil saber las circunstancias que orillan a una persona a quitarse la vida, lo que no es difícil –aunque así lo parezca– es justamente aceptarnos como somos, con todo y nuestros problemas. Porque se vale ser diferente, pero también se vale pedir ayuda.

Descansa en paz, Chester Bennington.

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