Por: Emmanuel Gutiérrez

Christa Päffgen, fue una modelo/cantante/artista que su nombre pasó a la historia por ser vocalista y tocar algunas percusiones en el primer disco de The Velvet Underground, más que por su carrera en las pasarelas europeas.

Nico era una rubia de mediana altura, rostro angelical, había realizado un pequeño papel en ‘La Dolce Vita’ de Federico Fellini en 1960, cinco años más tarde grabó en Inglaterra la horrenda ‘I’m Not Saying’ producida por Jimmy Page y era groupie profesional en sus ratos libres al mantener relaciones con Jim Morrison, Bob Dylan, Jimi Hendrix, Jackson Brown e Iggy Pop. Con una voz que nadie envidiaría, era adicta a la heroína, pero sus conectes con el mundo de la farándula y artístico le ayudaban a estar en los mejores eventos.

La historia de cómo Päffgen terminó colaborando en el disco es peculiar, y el centro de la historia es un artista que muchos recuerdan por la famosa imagen de la lata Campbell, Andy Warhol. Gracias a su ego y sentirse el ‘todas puedo’, a Warhol se le ocurrió que podía producir un disco de una banda de rock y que su música sirviera para alguna exposición que quisiera montar en un futuro.

Debido a que no sabía mover una consola ni mucho menos mezclar, Andy habló con Lou Reed y le dijo que se sintieran en confianza de trabajar con toda la libertad que quisieran. La vida loca y las fiestas inspiraron gran parte de las canciones, Lou Reed se fijaba en cada detalle, en toda la bola de snobs e intelectuales con trajes irreales que se paseaban por ‘The Factory’en New York le parecía fascinante. Por ejemplo, ‘All Tomorrow Parties’ fue hecha tras una tremenda borrachera donde hubo de todo… ¡Literal!

Para 1966, casi todas las canciones ya estaban escritas por la mano de Lou Reed, en directo sonaban extrañas, caóticas y bizarras, como The Black Angel’s Death Song, que era una pachecada de más de tres minutos que hacía bailar a Warhol.

Para los gustos ‘exquisitos’ del artista plástico, algo le faltaba a la banda. Un día despertó de su cama y casual, quiso que Nico se uniera a The Velvet Underground a pesar que Reed, John Cale, Maureen Tucker y Sterling Morrison dijeron que no. Como la ‘amistad’ y posición de Warhol sí importaban, terminaron cediendo a tal grado que tuvieron que componer un par de rolas para ella (Femme Fatale y la hermosa I’ll Be Your Mirror) y se tuvo que incluir su nombre por separado en la famosa portada de la banana.

Sin necesidad de cientos de horas de grabación, la banda dominaba los temas, algunos son temas en vivo y rara vez pisaron el estudio. Con todo y el respaldo de Warhol, el disco nomás no pegó, las ventas fueron pésimas al vender apenas 30 mil copias, los artistas ningunearon a Lou Reed diciéndole que no tenía talento y la carátula fálica del plátano pelable diseñada por Warhol fue considerada hasta 10 años después como una obra de arte.

Cansado de todo, Lou Reed se pelea con Warhol y de paso echa a Nico del grupo. Ella no se va con las manos vacías, se lleva a John Cale de amante e inicia una carrera en solitario donde grabó seis discos, actuó en papeles pequeños y jamás dejó de consumir drogas, pero esa es otra historia.

Nico no tenía las mejores cualidades artísticas, pero fue el ingrediente extra que puso Warhol para que el disco sea uno de los mejores en toda la historia del Rock & Roll.

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