Con ropa apretadísima, un mullet bien ñero y echándose pasitos cortitos, pero harto efectivos para lucirse al ritmo de la música… no estoy describiendo a Rod Stewart, sino a los chavos de Neza, a quienes hace años fue a los primeros que vi bailando al ritmo de “Baby Jane” en los tradicionales “toquínes” que se armaban en las calles del municipio mexiquense.
Aparte del look, que el inglés me recuerde a los amantes del rock urbano no es nada raro. Al igual que en las tierras de “Rod The Mod”, en “Neza York” gran parte de la población juvenil ve, no en la escuela, sino en el futbol y en la música una posibilidad de superación… o de pasarla chido. Ya después Dios dirá. De hecho, Stewart antes de rockero fue futbolista. ¿Qué hubiera pasado si hubiera continuado dándole a las patadas? Quizás sería la versión europea del Piojo Herrera. Quién sabe.
El caso es que ayer el maestrazo Rod Stewart reunió en el Palacio de los Deportes a toda la banda de “Universal Stereo”, la cual se chutó dos horas de rock, folk, white soul, disco y fútbol. ¿Fucho? Pues sí, aunque muchos no ven relación, el inglés sabe combinar la música con su pasión por el balompié. Especialmente por el Celtic Football Club de Glasgow, cuyo fanatismo demuestra en la letra de sus canciones y en las imágenes que proyecta en las pantallas mientras interpreta varias de sus canciones… bueno, hasta el escudo del club está en el bombo de la batería. ¿Así o más fan?
Como buen inglés, Stewart inició exactamente a las 8 de la noche. Luego de escucharse el himno de la Champions y de meternos al mundo Malboro con el tema de Los Siete Magníficos, siguió un casi ininterrumpido listado de éxitos. No sólo suyos, también uno que otro cover… pero, bueno, la voz de Rod ya hizo propios temas como “Some Guys Have All the Luck”, “It’s Heartache” o “The Firts Cut Is the Deepest”.
El hecho de que un Caballero de la Corte Británica de la calidad de Sir Rod se presente en un escenario, ya es razón suficiente para abarrotar cualquier inmueble. ¿Y el show? Espectacular. Como salido de Las Vegas (de hecho, de allá venía). Con dos baterías, guitarras, percusionista, bajo (y contrabajo), un demoledor saxofonista, tres mujeres que evocan a Olga Breeskin. Por las dos razones que se imaginan: por su dominio del violín y porque la verdad estaban guapas (ni qué decir de las coristas). Todo sobre un escenario lleno de luces y, en el centro, un cantante cuya voz lució tanto como sus trajes plateados y dorados.
¡Qué elegancia la de Francia!… o mejor dicho, “Oh, la,la”, canción de Faces que interpretó el buen Rod, seguida de “You’re in My Heart” –con la que muchos bailaron de cachetito– pero acabó el romance cuando se corearon los goles del Celtic que aparecieron en pantalla y “Have I Told You Lately”, canción llegadora de Van Morrison con la que el don a mi lado no pudo contener las lágrimas.
El set lo completó la inicial “Having a Party”, “Love Is” (única de su último disco), “Rhytmn of My Heart”, “River Deep, Mountain High”, “Can’t Stop Me Now”, “Sailing” y “Enjoy Yourself”. Claro, también las infaltables “Tonight’s the Night (Gonna Be Alright)”; el himno de la chavoruquez, “Forever Young”; “Maggie May”, “Stay With Me” (con todo y balones disparados que fueron a dar al afortunado público) y, para rematar, la pregunta obligada: “Do Ya Think I’m Sexy?”…
Pues la verdad no. Pero uno qué puede decir, si por ahí vi que voló un brasier. Lo que es indudable es que Rod Stewart sigue conservando toda la onda que lo llevó a ser de cantante callejero a vocalista del grupo de Jeff Beck y a estar, junto con Ron Wood, en Faces… “Caras”. Antes Small Faces… “Caritas”. Como Carita J.C., el sonido que armaba (sigue armando) los potentes toquines de rock urbano. Les digo, por algo Rod Stewart me recordaba a la chaviza de Neza.
Fotos: Víctor Fuentes
Reseña: Álvaro Cortés