De acuerdo al IFE y a muchos medios de comunicación, las cifras no mienten… y si en ese tono vamos, la organización ciudadana Alianza Civica ofrece estos datos en su reporte Observación de la Calidad en la Jornada Electoral 2012: 28.4% de los ciudadanos que fueron encuestados estuvieron expuestos al menos a una práctica de compra y coacción del voto. La presión que se ejerció para votar se dividió a favor del PRI y PVEM en 71% ; a favor del PAN, 17%; a favor del PRD en 9% y Nueva Alianza con 3%.
Para algunos haiga sido como haiga sido el PRI ya está casi instalado en Los Pinos. Y en el proceso para obtener su “victoria” movilizó a miles –o millones- de “simpatizantes” para que emitieran su voto o nomás para que anduvieran checando el dato en las casillas. ¿Ya les pagó por tan noble chamba?
En un primer caso, en las tiendas de autoservicio Soriana, centenas de personas andan en friega tratando de hacer valida la tarjeta de prepago que presuntamente el PRI-PVEM les dio a cambio de su voto.
¿Y cuál es la prisa? preguntaban los clientes asiduos que dicen esperaron hasta 1 hora sólo para checar el saldo… ante el descubrimiento de un posible fraude “dijeron que se habían enterado de que iban a cancelar los monederos electrónicos. Son fregaderas porque nosotros ya votamos”, responden los indignados acarreados.
Este caso reportado por La Jornada ha sido más notorio en establecimientos cercanos al municipio de Nezahualcóyotl (uno de los más poblados del Estado de México), donde también se corrió el rumor de la cancelación de la tarjeta ya que la candidata priista estaba perdiendo –hecho que a la postre sucedió-, “Pero eso no es mi culpa. Yo si vi a La Gaviota que le alzó la mano a Peña; entonces sí sirvió”.
Pero mientras estos “ciudadanos” andaban comprando artículos de primera necesidad como arroz, frijol, aceite y hasta a unos les alcanzó para hacerse de colchones y electrodomésticos -las tarjetas tenían saldo de 300, 500 y hasta 700 pesos y algunos llevaban hasta 20 tarjetas porque “nos entregaban una por cada votante que lleváramos
”-, otros colaboradores del PRI cerraban avenidas porque a ellos no les cumplió por “su trabajo” de representantes de casillas:
Nos ofreció 600 pesos por apoyarlos en las casillas y no nos dio ni madres, nada más nos dio unos pinches totis y un jugo
Pues así comenzamos esta era del “Nuevo PRI”, quizá por estos hechos la organización ciudadana Alianza Cívica, dirigida por el académico Sergio Aguayo, ha declarado que en estas elecciones la mayor operación de compra y coacción del voto en la historia reciente. ¿Y la FEPADE?
Con información de La Jornada