Si ser gato no le valía la fama, el ser nombrado jefe de una estación de tren en Wakayama, Japón, la hizo por demás conocida. Era Tama, una gata que seguramente hacía su chamba mejor que varios funcionarios de un Metro que no queremos nombrar, pero seguro ya saben a cual nos referimos.
Y sí… desde su nombramiento como jefe de la estación, la empresa Wakayama Electric Railway (WER) reportó un aumento del 20% en el volumen de pasajeros en la zona rural del país del sol naciente. Ya que anteriormente la estación estaba a punto de cerrar, la probada manota que les echó (o garra) le valió ser promovida en 2008 a “súper jefe de estación” en un acto al que acudió el presidente empresa y el alcalde de la localidad… no era para menos, se convirtió en la única mujer con un puesto directivo en toda WER.
Vestida con el uniforme propio de los funcionarios del transporte, Tama se convirtió en atracción turística en la región… desgraciadamente murió el pasado lunes a causa de una insuficiencia cardiaca, según informó la propia empresa para la que la felina “laboraba”. Pues también ya tenía sus añitos: 16… que en años gato son algo así como 80.
La empresa que opera la línea local Kishigawa en la prefectura de Wakayama decidió nombrar a la gatita como jefe de estación de Kishi en enero de 2007. Desde entonces el animal vestía con el uniforme que utilizan los funcionarios de la empresa… gesto extravagante que no tardó en surtir efecto al llamar la atención de turistas y diferentes medios.
El gran número de curiosos japoneses y extranjeros llegó a ser tal que la localidad de Kinokawa –donde se localiza la estación en la que Tama mandaba- presentó problemas de estacionamiento.
El “fenómeno Tama” alcanzó magnitudes que los ocurrentes empresarios no imaginaron, por tal motivo nombraron a uno de sus trenes con el nombre de -adivinaron- “Tama”… y no sólo eso, también designaron a la minina como presidenta honoraria de la empresa.
Incluso el propio gobernador de la prefectura de Wakayama, Yoshinobu Nisaka, emitió un comunicado con motivo de la muerte de la popular felina, la cual “destacó como superestrella del turismo dentro y fuera de Japón, y que contribuyó en gran medida a la promoción turística de la región”…
Ni hablar, se le acabaron sus nueve vidas.