Primero, habrá que decirlo, no nos fue tan mal como a Lord Molécula que —por si no se enteraron de sus peripecias matutinas— se perdió durante más de tres horas cuando todavía ni siquiera amanecía. Sin embargo, sí podemos entender la confusión. En nuestra aventura para visitar el primer día de actividades y la inauguración del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) nos aventamos un tardado camino, con varios momentos enredados. Lo que sí, es que se logró.
Acá les contamos nuestro nada breve viaje a Santa Lucía.
Entre que veníamos desvelados después del Vive Latino y que buscábamos probar horarios más tradicionales de la vida diaria —y el tránsito— en la Ciudad de México, salimos a las 11 de la mañana. ¿Dato curioso? La cita del transporte oficial de prensa, organizado por el Gobierno, era a las 3 de la mañana.
Nuestro camino al Aeropuerto de Santa Lucía (AIFA) comenzó en el World Trade Center (WTC) de la colonia Nápoles. En ese punto, se supone, salía un transporte oficial con costo de 125 pesos… pero, ¿qué creen? No había avisos de fechas u horarios, así que cuando llegamos nos enteramos que únicamente salía a las 7 de la mañana. Una vez al día. Y no incluye regreso.
Así que optamos por irnos en coche, como seguramente muchos viajeros lo harán en el futuro. Nos gastamos poco más de un cuarto de tanque, por cierto.
En resumen, hicimos 1 hora con 40 minutos. Cabe señalar que no había nada de tráfico en ningún momento. Calculen tiempos muy distintos si esperan salir en hora pico. Estará canijo.
Desde Circuito Bicentenario se aparecen letreros que indican el camino al AIFA así que, si van atentos a las señales, no se van a perder. Tomamos la ruta de cuota que paga una sola caseta en Pachuca, con un costo de automóviles particulares de 58 pesotes.
Sin embargo, poco antes de eso nos encontramos con nuestro momento de casi convertirnos en Lord Molécula. Después de incorporarte a la carretera a Pachuca, en un pedazo sin letreros de dirección al AIFA, existe la opción de tomar una pequeña caseta de 23 pesos que te desvía completamente. Se llama Caseta San Cristobal. Esa NO la tomen. Nosotros pagamos 23 pesos de ida y otros 23 pesos de regreso, cuando nos enteramos del error. Que no les pase a ustedes.
De ahí para el real, no hubo dudas. Nomás muchos kilómetros.
Conforme te vas acercando al AIFA verán muchos letreros de agradecimiento a “Ya saben quién”, entonces te imaginas que vas en el camino correcto.
En medio de algunos monumentos —como mamuts, pirámides o una pequeña rotonda— entras al circuito de entrada del AIFA y viene un detalle interesante. Piensas que estás cerca, pero todavía te faltan más de 11 kilómetros para llegar a la terminal de pasajeros. En el camino pasas por la terminal de carga, lugares de relleno de combustible, desviaciones para el Hotel que todavía no se encuentra activo y hasta otro lugar que dice “Ciudad Aeroportuaria”.
No hay pierde: tienes que seguir el camino que te lleva a la terminal de pasajeros.
Todo el trayecto, suponemos que por la ocasión especial y porque hasta el presidente estaba en el Aeropuerto de Santa Lucía, estuvimos rodeados de militares. Si te tragas los nervios y pones una linda sonrisa, a ellos puedes preguntarles si vas por la ruta correcta.
Llegamos al AIFA a las 12:40. Había un enredo monumental en el estacionamiento, pero una vez que se organizó, quedamos en el segundo piso. No hubo mayor bronca.
Acá les mostramos fotos de todo lo que vimos: la terminal funcionando perfectamente, algunos acabados lindos y algunos otros pendientes faltantes. Desde bardas en algunas partes del estacionamiento hasta baños incompletos —sí, algunos son temáticos y otros siguen en obra.
¿Y el regreso? Ese sí estuvo de la patada.
La señalización para regresar a la Ciudad de México desde el AIFA está enredada y desaparece por algunos momentos. Las calles están recién construidas entonces no aparecen en los mapas de las aplicaciones de navegación como Waze. Tuvimos que echarnos dos veces a la suerte y finalmente lo logramos… aunque regresamos por Satélite, pagando 35 pesos en el Circuito Exterior Mexiquense, por si alguien tenía la duda.
Más o menos eso es lo que podemos esperar de una visita al nuevo Aeropuerto de Santa Lucía, aunque claro: era día festivo y no traíamos prisa.