El sismo ocurrido el pasado 19 de septiembre abrió las entrañas de México, sacando lo mejor y lo peor de todos nosotros, gobierno y militares incluidos. El terremoto de 7.1 grados provocó que varios edificios colapsaran en la Ciudad de México, entre ellos la fábrica textil localizada en las calles de Chimalpopoca y Bolivar, en la colonia Obrera. Las cosas que han sucedido a partir del derrumbe y la reacciones que ha provocado son un reflejo del país en el que nos tocó vivir.

Beatriz Padilla, vecina de la zona, le comentó a BBC Mundo que “Había gente trabajando adentro, como cien personas, eran costureras. La gente que no salió fue del nivel dos y tres, esos fueron los que quedaron atrapados”.

En el edificio que tardó tres segundos en derrumbarse operaban tres empresas que elaboraban telas y ropa de mujer y lamentablemente muchas personas quedaron atrapadas. Comenzaron las labores de rescate: “la brigada feminista estuvo desde el día 1 coordinando, entrando a los escombros, entregando ayuda y llevando herramientas”, relata una usuaria de Twitter. Al mismo tiempo, policías acordonaban la zona y mantenían a raya a familiares de los trabajadores de la fábrica que trataban de saber qué había pasado con sus allegados. Al lugar acudió también el titular de gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, a revisar el progreso del rescate. Sin embargo, los voluntarios comenzaron a insultarlo y exigieron que se fuera: “no vengas a tomarte la foto”, le espetaron. Osorio pidió calma a la gente y se retiro del lugar escoltado por granaderos.

El día de ayer, viernes 22 de septiembre pararon las labores de rescate para utilizar la maquinaria pesada pero algunas personas no quedaron satisfechas y querían ver por su cuenta que ya no hubiera personas con vida atrapadas, pues corría el rumor de un sótano en la fábrica. Sin importarles la preocupación de los vecinos y rescatistas, y luego de declarar la zona muerta, llegaron los granaderos y sacaron a las brigadas, interponiéndose además entre las donaciones y las personas, lo cual generó caos en la zona. Los policías rompieron la vaya y comenzaron a golpear a diestra y siniestra, mientras la gente corría y se dispersaba.

Al parecer las brigadistas se encuentran bien, ya es oficial que no hay personas con vida en los escombros y llegó la maquinaria pesada a remover escombros y demoler.

Trabajadores indocumentados

Las labores de rescate se detuvieron sin que hasta el momento las autoridades de la Ciudad de México sepan a ciencia cierta cuántas personas y empresas trabajaban en el edificio porque los representantes de las compañías no han entregado la relación de sus trabajadoras. Tampoco se sabe si todos los empleados extranjeros que allí laboraban contaban con los papeles en regla para trabajar legalmente. ¿Cómo puede ser esto posible? “Es México, wey”… tristemente, esa es la respuesta que muchos articulamos automáticamente mientras nos indignamos una vez más.

Animal Pilítico informó que mismo embajador de Guatemala en México, Arturo Duarte Ortiz, reconoció que las autoridades consulares de su país tuvieron conocimiento de versiones no confirmadas a través de redes sociales, de que entre las víctimas del derrumbe se encontraban obreras textileras provenientes de Centroamérica, quienes fueron contratadas de manera ilegal. Ante dichas versiones, el embajador ordenó corroborar la información con las autoridades, rescatistas y representantes de las empresas que cohabitaban el edificio, por lo que una comitiva encabezada por diplomáticos de Guatemala, Honduras y El Salvador acudió hasta el lugar del siniestro.

La información que les proporcionó el Forense es aún más desconcertante: les dijo que entre las víctimas se encontraban los cadáveres de mujeres de nacionalidad taiwanesa y el de un hombre de nacionalidad surcoreana. No había víctimas centroamericanas.

Regresa el fantasma de las textileras del 85

El sismo ocurrió el 19 de septiembre, la misma fecha del terremoto que en 1985, el cual destruyó más de 800 talleres de costura donde trabajaban miles de mujeres, muchas de forma clandestina. Por desgracia, la historia se repite 32 años después y este sismo también provocó la muerte de muchas costureras, quienes también trabajaban de manera ilegal. Dos horas antes de morir o quedar atrapadas participaron en el simulacro que se realiza cada año para recordar el terremoto de 1985. Sin embargo, cuando la alerta sísmica sonó por segunda ocasión, algunas no pudieron abandonar el edificio, ya que el sismo empezó casi al mismo tiempo que la alarma.

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