Esta juventud que no sabe qué hacer con sus ratos libres: unos se embriagan, otros realizan suertes con la patineta, se pasan horas frente a una computadora, o suben a los edificios más altos para tomarse fotos temerarias.
Un momento ¿qué?
Iván Kuznetsov (19 años), Kirill Vselensky (21) y Vasilisa Denisova son tres chavos rusos que por mera diversión suben a los rascacielos más altos de Moscú para tomarse fotografías riesgosas. Estos estudiantes viven la adrenalina de colarse en los edificios más altos desafiando a los guardias de seguridad para llegar al punto más elevado y ahí fotografiarse con todo el riesgo que esto conlleva.
Sin arneses, redes, o cuerdas de seguridad, estos jóvenes ponen en riesgo su vida mientras el resto de las personas que se encuentran en dichos rascacielos ignoran su presencia. ¿Ilegalidad? ¿Imprudencia? o ¿están chavos y se les hace fácil?
Este trío de loquillos son roofers, su objetivo es acceder a los puntos más altos de los edificios rusos, y al llegar ahí, perpetuar el momento con fotografías selfie y videos que muchas veces se vuelven virales.
Cualquiera pensaría que sus acciones no les van a dejar nada bueno, sin embargo ya han comenzado a negociar con algunas marcas y agencias de publicidad para que patrocinen sus incursiones ilegales a los rascacielos. Por ejemplo, a Kirill se le pagó para firmarse chupando una paleta Chupa Chups en la parte más alta de un puente en Vladivostok.
Por lo visto Kirill ya se aficionó a eso de las alturas, pues además de haberse disfrazado de Spiderman y subir a una torre en Moscú como parte de la promoción de dicha película en el 2012, también organiza cenas para parejas en los techos más altos de la ciudad que incluyen sopa tibia y una vista privilegiada, aunque claro, esto realizado de forma ilegal.
Sin embargo, esta manía de andarse colgando en las alturas no empezó por buscar beneficios económicos, sino por el mero gusto de experimentar la adrenalina.
“¿Por qué escalamos los techos? Porque queremos sentir la adrenalina, somos como los adictos, no podemos vivir sin ella”, comentó Iván, quien mencionó que aún así piensa dejar esta práctica en un futuro: “voy a dejarla un día, cuando tenga esposa e hijos. No puedo hacer esto toda mi vida.”
Por su parte, Vasilisa, la chica del grupo afirmó que prefiere los edificios menos altos.
Podría pensarse que las autoridades rusas se pondrían locas cada que a este trío se le ocurre tener sus aventuras aéreas, pero la verdad es que ni los pelan: “Nadie nos detiene, incluso si nos atrapan por lo general nos dejan ir. Ellos no quieren tratar con el papeleo”, dice Iván.
En Rusia, por aquello del auge que está teniendo la industria de la construcción, hay cerca de 50 roofers, lo cual resulta peligroso, incluso dos de ellos han muerto al caer de edificios.
Aunque eso sí, el campeón indiscutible en estas ondas es un ucraniano que se hace llamar Mustang Wanted:
Aquí vemos a este ucraniano loco, colgado en el edificio del Moscow’s Financial Center:
O ya estoy muy viejo, o de plano la juventud de hoy ya no tiene el mínimo respeto por su vida.