Si alguno de ustedes entró a esta nota esperando ver muerte, sangre y destrucción, lamentamos desilusionarlos. Esta nota es sobre dos ataques vaciladores que sufrieron los humanos a manos de una estampida de conejos hambrientos, y de un pulpo cleptómano.
Recalcamos, en estos dos videos no verán escenas violentas, sino muy peculiares. La primera sucedió en Okunoshima, una isla japonesa en donde unos conejos silvestres comenzaron a seguir a una mujer que lleva consigo una bolsa con comida. De pronto fueron surgiendo más y más conejos hasta que formaron una estampida que rodeó a la pobre japonesita.
Aquí el video:
¿Y por qué enloquecieron esos conejos?
Una posible explicación se remonta a la Segunda Guerra Mundial, pues se cuenta que el Ejercito Imperial Japonés usó esa isla como campo de pruebas químicas, en donde muchas veces empleaba conejos. Al terminar el conflicto bélico, los conejos fueron puestos en libertad y desde entonces viven libres en la isla.
Tssss… conejos químicos y hambrientos.
El otro “ataque”, le sucedió a David Malvestuto y Warren Murray, dos submarinistas que filmaban el fondo marino de la Cala de Bluefish, en Carmel, California. En esas andaban cuando un Pulpo Gigante del Pacífico (Enteroctopus dofleini) se acercó a Warren e intentó quitarle su cámara.
Al ver que no lograba su objetivo, el pulpo se abrazó aún con más fuerza a la cámara y forcejeó un rato con el buzo, hasta que finalmente se dio por vencido.
“No estaba muy preocupado. Generalmente (los pulpos) no están demasiado interesados en la gente”, comentó Malvestuto.
Aquí el video:
Estos pulpos suelen habitar el Pacífico desde California hasta Alaska, pueden medir hasta 9 metros de longitud y pesar alrededor de los 50 kilos.
Esta dura la delincuencia… hasta en las profundidades del mar.