Después de que medio México se cayera como Condorito —¡PLOP!— por las noticias que llegaban desde el Tren Maya, vale la pena revisarlas con atención. Después de que el gobierno quitara más de 20 mil árboles para abrirle paso a la ruta de su megaproyecto y después arrepentirse, vale la pena dimensionar el valor ecológico de su… puntada.
Vale la pena no quedarnos solo con el número de árboles, sino con lo que significó quitarlos o moverlos en balde.
Por si no se enteraron, ahí les va un resumen. El gobierno anunció que cambiará la ruta del Tren Maya en Playa del Carmen a pesar de que ya había comenzado su construcción y habían quitado más de 20 mil árboles de la zona.
Cuando llegó la información, le preguntaron a los nuevos encargados si había sido “en balde” toda la sacudida ambiental. En una breve conferencia, respondieron que la decisión se había tomado para evitar que se retrasara el proyecto gubernamental y para ahorrarse la construcción de un viaducto elevado.
Los 20 mil árboles ya no están en el tramo de Playa del Carmen y fueron supuestamente transplantados, pero tenemos estos 5 datos para dimensionar su valor.
Frenaban 420 toneladas de CO2
Aunque hay diferencias entre especies, ecosistemas y cada caso es distinto, una estimación del Departamento de Agricultura en Estados Unidos dice que cada árbol —en promedio— retira 21 kilogramos de dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera al año.
Si retiraron cerca de 20 mil árboles, se nos fueron los que frenaban 420 toneladas del principal gas de efecto invernadero.
Un último detalle para volver a caernos como Condorito. Esas toneladas de CO2 equivalen a la circulación de 33 mil coches en un día, más o menos. Si ayudaban bastante, ¿no?
Permitían respirar a 3 mil personas
Se estima que cada árbol produce 100 kilogramos de oxígeno al año.
Y acá los cálculos se ponen interesantes: de las toneladas de aire que respiramos los humanos, solo un cuarto es oxígeno así que, en un año, una persona promedio respiraría cerca de 700 kilogramos de oxígeno.
Eso quiere decir que los 20 mil árboles que retiraron del lugar para el paso del Tren Maya le hubieran dado el oxígeno suficiente —año con año, para toda su vida— a aproximadamente 3 mil personas, o hubieran sido lo que más de un millón de personas necesitaba en un día. Ouch.
Adiós a 55 campos de fut
¿Qué tanto son 20 mil árboles? ¿Cuánta superficie ocuparían? Si imaginarnos esa cantidad de árboles es difícil, tal vez si pensamos en cuántos campos de futbol habrían cubierto de verde nos sorprendamos todavía más.
De acuerdo con estimaciones oficiales de la Semarnat, en la selva baja de México hay 513 árboles por hectárea.
Eso quiere decir que si hubieran estado juntos, se habrían quitado 39 hectáreas de selva para el paso del Tren Maya en Playa del Carmen. Aunque las canchas de futbol no están estandarizadas se estima que cada una ocuparía 0.7 de una hectárea… o sea, que se retiraron 55 campos de futbol retacaditos de árboles.
50 kilómetros más calientes
Sí, el subtítulo suena a albur, pero de verdad que esto también es importante.
Uno de los principales beneficios de los árboles en nuestras ciudades es que ayudan a combatir el calentamiento de la mancha urbana. En el caso del Tramo 5 Norte de Playa del Carmen de donde quitaron estos 20 mil árboles, estábamos hablando de 49.8 kilómetros de construcción carretera.
Las estimaciones dicen que los árboles sobre el pavimento ayudan a disminuir la temperatura hasta 5ºC en los veranos calientes. Y si consideramos que el calor ha aumentado a niveles históricos en Quintana Roo, pues el horno no estaba para bollos.
Eran más árboles que todo Central Park
Y ya, para terminar de medirle el valor a los 20 mil árboles que se quitaron de Playa del Carmen —y que el gobierno asegura se transplantaron— pues resulta que son más árboles que todos los que tiene Central Park, en Nueva York.
Según su propia página de mantenimiento, el parque de Manhattan tiene 18 mil.
Con estos datos, estimaciones y cálculos, podemos darnos cuenta del valor de 20 mil árboles y que, planear su movimiento, su retirada o su talada, no son enchiladas para el futuro climático.