Toda una historia digna de hacerse película. No sabemos si buena, pero puede hacerse.

Todo comenzó  un 4 de diciembre, cuando cuatro mujeres acudieron a un hospital para someterse a un tratamiento de fecundación. El cuartero de damas tenía problemas para quedar embarazadas, pero con ayuda clínica, tres de ellas tuvieron resultados positivos. Incluso una afortunada recibió la noticia de que iba a ser madre de unos mellizos: una niña y un niño.

Hasta aquí todo bien, no todas podían tener suerte; sin embargo, con el pasar de los meses, la mujer que esperaba los mellizos se realizó un test genético, el cual dio como resultado algo inesperado: el perfil genético de sus futuros hijos no correspondía, ni con el suyo ni con el de su pareja. Eran hijos de la mujer que aquel 4 de diciembre no consiguió ser fecundada.

Tras solicitar algunas explicaciones, el hospital Sandro Pertino, en Italia, señaló que todo se debió a un enorme error cometido debido al “gran parecido” que los apellidos de las damas tienen; por ello, confundieron las probetas y se implantaron los embriones equivocados en cada mujer.

Sin revelar su nombre, las dos mujeres ocupan espacios en los diarios italianos, ya que por un lado la que está embarazada señala que no tiene ningún problema en dar a luz a los mellizos que, científicamente, no son suyos; mientras que la otra mujer amenaza con luchar por los niños que en principio le pertenecían.

El debate se sostiene,  desde luego, en el ámbito legal. ¿De quién son los mellizos? “Para la ley italiana actual la madre es siempre aquella que trae al mundo al niño. Y el padre, en cuanto marido de la mujer que da a luz, se convierte en padre del recién nacido. No cuenta si su patrimonio genético es distinto al del hijo: en cuanto marido de la madre, se convierte automáticamente en padre”, comenta Gilda Ferrando, abogada y profesora de Derecho Privado en la Universidad de Génova.

Aunque la pareja que dio origen al embrión fecundado está consciente de la situación, hace hincapié en que “si los test demuestran que nos pertenecen genéticamente, deberán devolvérnoslos, diga lo que diga la ley”.

Pero la angustia e incertidumbre no para aquí, ya que en principio es alarmante que se sepa quienes son los padres biológicos de los mellizos y, por otra parte, cerca de 300 parejas se han sometido al mismo tratamiento en el hospital de Roma. Existe “la posibilidad, siempre voluntaria, de someterse a pruebas de ADN, pero muchas ya han dicho que no, que prefieren no saber”, comenta el director del hospital, Massimo Giovannini.

*Vía El País

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