Esta semana nos enteramos de algo muy interesante: Japón celebrará elecciones anticipadas. Ustedes dirán ¿Y a mí qué? Bueno, la razón es sencilla, se dieron cuenta de que se mega equivocaron con su política económica y…bueno… para ellos es más importante ver que hacen para que la gente no los odie que deslindarse y decir que la culpa es de todos menos de ellos (justo como lo hacen nuestros políticos… quienes además no convocan a nuevas elecciones).

Así es, el primer ministro japonés, Shinzo Abe, confirmó que decidió disolver la Cámara baja el viernes y aplazar un año y medio la segunda subida del IVA (del 8 al 10%) después de que la primera, que fue en abril (subieron 5 al 8%), asestara un duro golpe a la economía pues, según datos económicos oficiales del tercer trimestre  anunciados el lunes, han entrado en recesión técnica (ya son dos trimestres consecutivos con la economía menguante).

El viernes se disolvió la Cámara baja de Japón (así es, eso puede pasar) y se especula que el 14 de diciembre habrá elecciones.

Además, el primer ministro no debía entregar la estafeta hasta el 2016, pero cree que es mejor darle un mensaje a la gente poniendo su propio puesto en riesgo. Y es que durante el tercer trimestre el PIB de Japón cayó un 0.4% después de una bajada de 1.9% de entre abril y junio, la economía japonesa se encuentra en su cuarta recesión desde el comienzo de la crisis global en 2008.

Esto hacía que los defensores de la subida del IVA se quedaran sin argumentos (en México nos dijeron que es por la poca recaudación, pero eso es más culpa de Hacienda y el SAT porque están cobrando más impuestos a los que sí los pagan y no se ponen severos con los que no, empezando por impedir las prácticas de elusión de impuestos de las grandes empresas).

El consumo interno de los japoneses se vino abajo y con la segunda alza de impuestos solo se desataría el fantasma de la deflación (lo contrario a la inflación, fenómeno que puede tener consecuencias más negativas para la macroeconomía).

La decisión severa y pronta de Abe podría hacerlo más popular entre los japoneses, lo que podría garantizarle una reelección en el cargo (esto le sumaría confianza y la gente podría estar más tranquila con sus decisiones en la agenda económica). Si crece su popularidad, tal vez, Abe, no solo pueda aprobar la segunda subida de impuestos en un ambiente más tranquilo, sino que, además, podría pasar sus reformas, como la de permitir que las tropas japonesas puedan combatir en el exterior bajo determinadas circunstancias (no lo pueden hacer desde el fin de la Segunda Guerra Mundial) o el regreso de la energía nuclear, aunque si sus decisiones no son buenas, podría sepultar a su partido catastróficamente. 

Abe no tiene miedo, el margen de error es mínimo, y el primer ministro tiene mucha confianza en su plan, sobretodo porque la oposición está peleandose entre sí y ha perdido toda popularidad.

Shinzo Abe está muy confiado en que con este movimiento puede legitimar su administración y hacer más popular su figura. De ser así, algo que podía ser radical, terminaría siendo un inteligente movimiento para recuperar confianza y gobernabilidad sin perder poder.

Mientras, en México, el presidente, en vez de arreglar los problemas de una manera inteligente, se remite a amenazarnos veladamente arguyendo que está en su derecho de utilizar la fuerza para traer nuevamente el orden al país… así que, sobre la inteligencia política, bueno, ustedes saquen sus conclusiones.

@plumasatomicas

***Vía El País

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