Luego de que Edward Snowden filtrara información sobre los sistemas de espionaje electrónico implementados por EU, empresas como Google, Facebook o Microsoft han estado bajo escrutinio. Lo cierto es que la relación entre el gobierno norteamericano y Silicon Valley siempre ha sido estrecha.
Desde la fundación de Silicon Valley como el paraíso tecnológico de los Estados Unidos, en los años cincuenta, el gobierno ha intentado infiltrar a las empresas para llevar a cabo diversas estrategias de espionaje a nivel mundial. Varios informantes narraron a la agencia de noticias internacional Reuters diversos casos en los que la cooperación gobierno-empresas de tecnología ha generado sistemas de espionaje internacional.
Joel Harding, un oficial de inteligencia estadounidense en los noventa, declaró que hace varios años una agencia de inteligencia pagó 50,000 dólares a una empresa tecnológica para insertar chips de espionaje en computadoras destinadas para el mercado extranjero. Harding se negó a dar más detalles.
Otro informante, que decidió permanecer en el anonimato, contó la historia de la Tadpole, fundada secretamente por el gobierno. Dicha empresa se dedicaba vender computadoras en el mercado Chino, las cuales incluían secretamente un software de espionaje. En 2005, Tadpole pasó a formar parte de General Dinamics Corp, una empresa contratista de servicios de defensa.
Las agencias de inteligencia estadounidense han presionado durante años a diversas empresas avecindadas en Silicon Valley para tener entre sus ejecutivos a ex militares. La idea es usar esos contactos para llevar misiones de espionaje específicas, incluso a nivel internacional.
La relación entre el gobierno de EU y Silicon Valley es una marca de nacimiento para esta localidad. Cualquier empresa que se preste a ayudar demasiado a su gobierno corre el riesgo de ir demasiado lejos. Las consecuencias pueden ser catastróficas para la industria de tecnología estadounidense si la cooperación sale a la luz.