Ya que con éste son tres los jóvenes que son encontrados sin vida en instalaciones de la UNAM en menos de dos meses, no se han hecho esperar las dudas sobre un supuesto suicido en el caso del estudiante hallado muerto a lado de la Facultad de Filosofía, el pasado lunes por la noche. Pero calma, las autoridades dicen que para allá apuntan las investigaciones, ¿a poco creen que hay algo más detrás?

De acuerdo con la procuraduría de la Ciudad de México, hay elementos para señalar que la muerte del joven Víctor Manuel Orihuela Rojas fue producto de un suicidio. Bueno, más bien, no hay elementos que digan lo contrario: ni huellas de forcejeo o algún otro indicio que haga suponer que se cometió homicidio doloso en contra del joven estudiante de odontología de la UNAM.

Según reporta El Universal, el cuerpo de Orihuela Rojas fue encontrado en la planta baja de la facultad por personal de seguridad de la máxima casa de estudios, la cual -según su calendario de actividades- por ahora se encuentra en desértico periodo intersemestral. Pese a esto, el joven de 18 años se presentó a las 22 horas en la Facultad de Filos (siendo que él es de Odontología) para supuestamente entregar “un trabajo”.

Claro, los de vigilancia vieron medio raro el asunto e impidieron que el joven de sólo 18 años ingresara al edificio de la facultad… pero él fue lo suficientemente ágil (a pesar de -según los propios vigilantes- mostrar signos de intoxicación) como para esquivar a los dos sujetos, quienes evitaron la fatiga y, en lugar de perseguirlo, reportaron el hecho vía radio. Tampoco checaron las cámaras que hay en algunos puntos de la mencionada facultad y optaron por buscarlo… para cuando lo encontraron era demasiado tarde: estaba tendido en el suelo por el lado que da hacia el espacio abierto. Según la necropsia, Orihuela murió por un traumatismo craneoencefálico y profundo en tórax provocados por el fuerte impacto que recibió al caer sobre el pavimento.

Como sea, las autoridades advierten que las investigaciones seguirán hasta donde topen, ya que los vigilantes señalaron que no saben decir si Víctor Manuel Orihuela ingresó al edificio con la firme decisión de subir hasta el tercer piso y arrojarse, o bien, si por la condición en la que iba (que le dio para burlar a dos vigilantes) perdió el equilibrio y cayó… lo cual, para quienes conocen las instalaciones universitarias, está medio “extraño”. Como es el caso de la trabajadora de la Coordinación de Humanidades de la facultad de Filosofía, Gabriela Cruz, quien solicita que se revise lo registrado por las cámaras de seguridad, pues nomás para confirmar las investigaciones. Total, hay una cámara en los pasillos de cada piso… exactamente arribita de las escaleras, que es por donde forzosamente tuvo que pasar el joven estudiante.

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