Lujos en vida y también en la muerte. Así es el lugar donde se realiza el funeral del ex líder de los Caballeros Templarios.
Aunque no muy concurrida, la despedida que familiares y conocidos le dieron a Nazario Moreno González, “El Chayo”, no podía ser en otro lugar: una funeraria de lujo, localizada en la zona exclusiva de Altozano.
Tras llevar algunos días en resguardo de las autoridades –además de que nadie lo reclamaba- el cuerpo del ex líder templario fue entregado a su hermana, aunque por lo hermético del asunto también se especula que una de las mujeres que solicitó los restos se trató de su hija.
Con el rostro cubierto y sin dar declaraciones a la prensa, las mujeres llevaron el cuerpo hasta las instalaciones de la funeraria Santa Cruz, el cual ofrece instalaciones de lujo para los deudos de sus “clientes”: estacionamiento privado, mausoleo, oratorio, cafetería, florería y salas con nombre rimbombantes, como “Sala Eternum”, “Sala Magnum” y “Sala Premium”.
De acuerdo con la página de los mausoleos en que son velados los restos de Nazario Moreno, el lugar es “un espacio que rompe con los esquemas tradicionales, para la velación de los fieles difuntos y perpetuar su memoria en un recinto digno y de singular belleza arquitectónica.
“Rompiendo paradigmas, logramos realizar un proyecto que armoniza perfectamente amplios espacios, con excelente iluminación, contacto directo con elementos naturales de agua y vegetación que brindan un recinto lleno de vida, para inspirar la esperanza en la trascendencia”.
Aunque todavía no se sabe cuál será la última morada del templario, seguramente será diferente de la que supuestamente fue cuando ocurrió “su primera muerte”:
Pese a lo que pudiera pensarse, las instalaciones de la funeraria no tuvieron que ser acordonadas, ni resguardadas por las fuerzas federales –igual y llegaba un capo a dar sus pésames-, sólo una docena de uniformados veían a la distancia lo que ocurría en el lugar, sin realizar cateos ni revisiones especiales.
Aunque hace unos días miembros de autodefensas amenazaron con impedir que se enterrara “El Chayo” en territorio de Apatzingán, sólo dos camionetas de la Armada resguardaron la funeraria de lujo a lo lejos; muy diferente la situación a los fuertes operativos con que se cuidaban los restos de Nazario Moreno a partir del día en que las fuerzas federales lo abatieron en Tumbiscatío, Michoacán.