¿A quién le gusta ver que a su gobernador, por muy mal trabajo que haga, se le exijan resultados o se le critique de manera manchada? Eso lo sabe Javier Duarte, gobernador de Veracruz, quien en su informe de gobierno pidió a sus detractores que ya le bajen, ya que las conductas radicales sólo llevan a la violencia.
Aunque realizó un evento multitudinario en el que no contó con políticos de oposición, el hombre que asegura que en su entidad el robo de frutsis y pingüinos es el delito más grave llamó “a la unidad fincada en el diálogo, en el respeto franco y en los propósitos comunes, a todo aquello que nos lleve como sociedad a un mejor destino”.
Además de lo anterior, pidió a sus paisanos poner un alto a los que critican su administración y “festejan las carencias de la sociedad. A quienes su única oferta es la fragmentación o el retroceso y esos radicalismos son los que llevan a acciones de violencia y encono en México y en el mundo”.
Él, como sea, aguanta vara, pero señaló que es la gente la que rechaza las descalificaciones y las críticas, las cuales no hacen gran aporte, pero bien que dividen a la sociedad… además de poner en riesgo la buena onda que caracteriza a la entidad jarocha, “porque sólo ofrecen la venganza y la desintegración social”.
En los últimos meses Duarte se las ha visto negras por diversos hechos en torno a su gobierno: protestas por adeudos, acusaciones de agresiones a periodistas, el aumento de la violencia vinculada al crimen organizado y la desatención a casos de personas desaparecidas.
Sobre esto último, en el evento que enmarcó la entrega del quinto informe de gobierno de Duarte, familiares de víctimas lograron colarse para protestar por el rezago en las investigaciones ministeriales y la falta de localización de sus seres queridos. Aunque el gober pidió a los elementos de seguridad dejar que los familiares se manifestaran “con total libertad y el respeto que se merecen”, al poco tiempo se les arrebató la manta que portaban, para después desaparecer del lugar.
“Nos empujaron y sacaron del inmueble”, aseguró Sara González Rodríguez, una de las dos mujeres del colectivo.