Con motivo del Mundial de Futbol, Leonardo H. Waldman (@lhwaldman) nos comparte una reseña del libro Inverting the Pyramid: the History of Football Tactics de Jonathan Wilson

Hasta la fecha, y a reserva de lo que haga Vicente del Bosque con España en Brasil, solamente un entrenador ha ganado dos mundiales, y lo hizo de manera consecutiva: Vittorio Pozzo, quien lo logró con Italia en su propio mundial en 1934 y después en Francia 1938. “Don Vitto”, como era conocido, ganó ambos mundiales (y en medio unos juegos olímpicos en 1936) utilizando el mismo sistema táctico: el Método.

Como explica Jonathan Wilson en Inverting the Pyramid: the History of Football Tactics, Vittorio Pozzo era un gran admirador del futbol inglés, el cual cambiaba durante los años veinte de iniciar con formaciones 2-3-5 (la famosa pirámide) a 3-2-2-3, mejor conocida como la W-M. El cambio fundamental (creación de Herbert Chapman) de la pirámide a la W-M era que la W-M recorría al mediocampista central a defensa central y jugaba con dos mediocampistas solamente, detrás de otros dos más ofensivos.

Mientras Inglaterra experimentaba el mayor cambio táctico de la época, en Austria Hugo Meisl desarrollaba su recordado Wunderteam, formando la escuela de Danubio. Meisl jugaba todavía con la pirámide, pero tenía a Mathias Sindelaar, un centro delantero que tenía la labor de bajar a recibir el balón para que los defensas perdieran referencia de marca; en otras palabras, fue el primer “falso 9”, como ahora se le conoce.

Pozzo se encontraba en medio de la pirámide y la W-M. Tenía jugadores menos brillantes técnicamente, pero que compensaban con su condición y fuerza física. El pragmático técnico italiano decidió que él ocuparía un ‘Centro mediano’, como lo llamó, en la figura de Luisito Monti, quien ya había jugado un mundial con Argentina. En defensa, Monti marcaba al centro delantero rival, pero en ataque era un mediocampista más. Así, el Método de Pozzo era, en lugar de una W-M, una W-W.

Italia también tenía figuras de la talla de Giuseppe Meazza y Raimundo Orsi en ofensiva, con lo que completaba un equipo equilibrado que eliminó al Wunderteam (si bien ya en decadencia) de la Copa del Mundo de 1934, que eventualmente ganó. Pozzo fue, además, uno de los pioneros de la marca personal; “si podemos cortar la cabeza con la que piensan los 11 adversarios, el sistema colapsará”, dijo alguna vez tras un partido ante España, en el que envió marca personal a Ignacio Aguirrezabala. La marca personal le dio una ventaja sobre Austria en la semifinal de 1934, marcando a Sindelaar con Luis Monti.

Fue así como en 1934 Italia dio, con “Don Vitto” Pozzo, el golpe en la mesa sobre el estilo que dominaría la época, pues en 1938 repitió la hazaña venciendo a otro de los influidos por la escuela de Danubio, Hungría. En ese Mundial Michele Andreolo fue el centro mediano en lugar de Monti, con el mismo éxito. Desde entonces, ningún entrenador ha podido ganar dos mundiales.

Todo lo anterior se puede encontrar en detalle en el Capítulo IV de Inverting The Pyramid.

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