Lo que necesitas saber:
Todo comenzó con los "artistas del ligue" y ahora se está ante los gurús de la superación personal pero cuyo discurso es machista e implica varios riesgos para la igualdad de hombres y mujeres.
Desde conversaciones en la sala de una casa con la familia hasta Twitter —o, bueno, X—, las publicaciones que en el verano de 2025 hizo el Chicharito Javier Hernández Balcázar dejaron latente la necesidad de seguir reflexionando sobre los riesgos del machismo disfrazado de coaching.
Y superación personal. También en cómo darles la vuelta. No en el sentido de fingir que no existen, sino en la difusión de información que explique este fenómeno y por qué estos discursos son otro tipo de violencia.
Cuando el machismo se disfraza de coaching y ‘superación personal’
En Sopitas.com conversamos con Isaac Alí Siles Bárcena, doctor en Sociología por la Universidad de Manchester e integrante del Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG) de la UNAM sobre el origen de estos discursos que se mueven en el mundo digital y cuáles son sus impactos.
Además de que quisimos ir un poco más allá de las reacciones mediáticas en torno a este y otros casos que han surgido no sólo en México.
¿El origen?
“Empezó como un fenómeno sociodigital en las redes sociales y vino a llenar un hueco que se estaba generando con la irrupción que han tenido en muchos espacios, latitudes, los movimientos feministas en la región latinoamericana”, nos explica Alí Siles para después precisar que las décadas del 2010 y 2020 se han caracterizado por la irrupción del feminismo en la opinión y discusión pública.
Como el movimiento MeToo o el hashtag Mi primer acoso que cuestionaron las antiguas lógicas patriarcales.
Y que “muchos hombres sintieron eso como una amenaza”. La ONU, de hecho ha reconocido que estos discursos crean y refuerzan la idea de que… los hombres son víctimas del feminismo o hasta de los cambios modernos.
La mezcla con el coaching o la superación personal
En el contexto de un mundo neoliberal, esta idea fue interactuando con ciertos discursos de superación personal y relaciones personales.
De esta manera, surgieron los llamados artistas del ligue, menciona Alí Siles Bárcena, cuyo objetivo era enseñar a los hombres cómo ligar, qué le gustaba a las mujeres o qué esperaban ellas.
“Y fueron evolucionando un poco hasta convertirse en estos gurús de ‘masculinidad’ porque fueron incorporando otros aspectos como del emprendimiento, liderazgo, valores apegados a una lógica neoliberal del pensamiento y concepción del mundo desde lo individual”, explica el integrante del CIEG.
Desde un enfoque individualista, surgieron mensajes tipo: “Tú eres responsable de todo lo que te pase”. “Tú procúrate la vida”. “Constrúyete mejor”. “Aprende a ligar”.
Y chance hay personas que puedan pensar que qué tiene de malo querer superarse o querer mejorar.
La ONU ha explicado que si bien algunos contenidos ofrecen un apoyo genuino, la gran bronca es que —ojo acá— promueven un lenguaje extremo, ideas sexistas y, va de nuevo, la falsa idea de que los hombres son víctimas del feminismo… todo bajo la máscara de una superación personal.
Misoginia, homofobia, transfobia y otras discriminaciones
“Se popularizó. Encontraron una muy buena recepción en este momento histórico, digamos, en el que la masculinidad está siendo cuestionada desde distintos frentes, en muchos de los casos, creo yo, con justa razón”, continua el integrante del CIEG.
De acuerdo con Alí Siles, este tipo de contenidos —que retoman la falsa idea del feminismo que arriba les contamos— se relaciona con los aspectos más perniciosos o dañinos de lo masculino como la violencia, el abuso, el control, la competencia, no cooperación y no responsabilidad en distintos órdenes.
Entonces, esto del machismo disfrazado de superación personal —o eventualmente de coaching— se fue desarrollando con los artistas del ligue hasta personajes con un discurso más “masculinista” que, dicen, intentan “reivindicar” los derechos de los hombres.
Sin embargo, la ONU y el mismo Siles han observado que estos discursos son cada vez más radicales con una gran carga de homofobia, transfobia y otras discriminaciones.
Alí Siles agrega que además de la mera creación de contenido —en la lógica de los influencers movidos por el modelo de negocios del algoritmo y las redes sociales “porque les reporta un beneficio económico”, es su profesión, por así decirlo— hay personajes que mueven la conversación a la política.
Un ejemplo es el influencer y expeleador de kickboxing Andrew Tate, investigado por trata de personas, “que tenía un dejo político muy pegado a personas de derecha y ultraderecha”.
O los casos que surgieron en España y Argentina. “En México no ha pasado tanto pero por otro lado no hay que perder de vista que estos personajes, al final están operando en un modelo de negocios muy particular que es el que vagamente podemos describir como la figura del influencer”, enfatiza Siles.
La manósfera
La manósfera no es otra cosa que los espacios digitales —páginas web, blogs o foros en línea— que promueven la masculinidad con énfasis en la misoginia y en oposición al feminismo.
La ONU ha explicado que son espacios tóxicos usados justo para difundir la misoginia, el odio y pone en riesgo la igualdad entre hombres y mujeres.
Y que, en general, son consultados por hombres que buscan sentirse más seguros de sí mismos— como lo que Alí Siles nos comentó sobre la aparición de este tipo de gurús o coaching como “respuesta” o provocación ante los cuestionamientos que el feminismo ha hecho sobre viejas prácticas que imposibilitan la igualdad entre mujeres y hombres.
En los pasillos del internet se relaciona políticamente a la manósfera con la extrema derecha.
Uno de los impactos del machismo disfrazado de coaching
“Hasta cierto (estos contenidos) son un reflejo de lo que mucha gente todavía piensa, no es un caso aislado lo del Chicharito”.
Alí Siles menciona que hay gente que todavía piensa como las publicaciones de Chicharito —que le valió un par de sanciones de la Federación Mexicana de Futbol.
Coinciden en pensar como validos los “roles tradicionales de género” y les parece hasta problemático que los cuestionen.
Entonces, lo que sucede es que este tipo de mensajes refuerzan su manera de pensar, pese a que vulnera los derechos de otras personas.
Ese reforzamiento es un impacto de este tipo de discursos disfrazados —el machismo— de superación personal y coaching.
Y en vez de avanzar en la igualdad de los derechos entre hombres y mujeres, se cae en un retroceso.
Diálogo e información: la clave para enfrentar el machismo
Además de las justas reacciones de indignación que generan este tipo de mensajes, Alí Siles considera que este proceso tiene que acompañarse de un diálogo.
“Es cierto lo que dicen las compañeras, sobre todo feministas, que no es su labor reeducar hombres, ‘eso lo tienen que hacer ellos’, y estoy de acuerdo, creo que otros hombres podríamos hacer esta labor”, señala el integrante del CIEG.
Un diálogo que permita saber a las personas que no cachan los riesgos que conllevan este tipo de discursos disfrazados de superación personal.
“No estamos hablando mal de esta persona en sí misma, sino de un discurso que nos parece problemático”, agrega.
Más allá de caer en posiciones polarizadas, vale la pena acompañarle de información para “convencer a las personas más allá de cancelarlas”.
Explicar por qué decimos que es violento, por qué decimos que es sexista, por qué no deberíamos tolerarlo.
La información, explica, entre las generaciones más jóvenes se está compartiendo y lejos de lo que se podría pensar, de acuerdo a su experiencia, los jóvenes también cuestionan estos contenidos.
Una alternativa, considera, para hacer frente a este machismo disfrazado de superación personal son los mismos contenidos de las juventudes cuestionándole.
“Creo que es una buena oportunidad que puede dar lugar a que se hable en distintos espacios y se socialice y vayamos más allá de la condena”, concluye.
