Pocas veces nos enteramos de qué es lo que sale de la boca del malévolo pero carismático líder norcoreano, Kim Jong Un. Quizás es porque con sus manchadas acciones dice todo. Pero en esta ocasión, decidió aderezar uno de sus movimientos bélicos -quizás el más grande de los últimos meses- con una frase que parece salida de una película de Hollywood.
Y, precisamente, como en filme de acción, Estados Unidos está en la mira de un posible ataque armado. Más claro no lo pudo dejar Kim Jong Un, quien señaló que el misil balístico intercontinental (ICBM) lanzado ayer, en la víspera de la celebración estadounidense de 4 de julio, fue “un regalo para los bastardos americanos”.
De acuerdo con la televisora estatal de Corea del Norte (la KCNA), el líder del régimen “deleitó sus ojos” con el exitoso lanzamiento de prueba del ICBM, el cual fue descrito como “capaz de golpear cualquier lugar del mundo”. Mientras veía cómo el misil comenzaba su trayectoria, Kim dibujó una amplia sonrisa, para después solicitar a sus científicos nucleares “enviar frecuentemente grandes y pequeños ‘regalos’ a los Yankees”.
Ni a quién irle
Si están preocupados porque en Estados Unidos el “botón rojo” puede ser activado por alguien tan inestable como Donald Trump, en Corea del Norte la cosa no es muy diferente. Según la descripción de la KCNA, cuando Kim Jong Un tuvo frente de sí el misil Hwasong-14, “expresó su satisfacción, diciendo que se veía demasiado ‘apuesto’… como un chico guapo, estaba bien hecho”.
Aunque al principio Rusia y Estados Unidos desestimaron la potencia y alcance del ICBM lanzado ayer por las fuerzas norcoreanas, después de analizar los datos no pudieron negar el poderío de la evidencia: el secretario de Estado estadounidense, Rex Tillerson, fue el encargado de aceptar que se trata de “una nueva escalada en la amenaza para el mundo” y, por ello, Estados Unidos buscará que el Consejo de Seguridad de la ONU imponga medidas más severas contra Corea del Norte, en un intento de que el régimen de Kim Jong Un detenga la prueba de misiles.
Información: The Guardian, Telegraph