Suena maravilloso y hasta digno de una película de Disney que 6 valientes adolescentes se enfrentaran a todo un poderoso ejército, con la única motivación de defender el honor de su patria.
En estos tiempos millennials, nuestros jovenazos hasta le hubieran pedido a los soldados enemigos que les enseñaran a disparar.
Pero ¿cuál fue la verdadera historia de lo que ocurrió aquel 13 de septiembre de 1847?
Para empezar, no eran solo 6 cadetes en contra de la ira norteamericana; había cerca de 800 soldados mexicanos defendiendo la causa, quienes además fueron apoyados por 400 hombres del batallón de San Blas, además de 50 cadetes del Colegio Militar.
A esto le agregamos que los heroicos Juan de la Barrera, Agustín Melgar, Juan Escutia, Vicente Suárez, Fernando Montes de Oca y Francisco Márquez; no eran niños, ya estaban creciditos y andaban en plena edad ‘de la punzada’. Sus edades rondaban entre los 12 y los 20 años.
Aunque claro, tiene mucho mérito oponer resistencia con el pleno conocimiento de estar en inferioridad de fuerzas. También hay que apuntar que los 6 Niños Héroes permanecieron de forma voluntaria en el Castillo, al ver que los mexicanos no tenían suficientes hombres. ¡No tenían que estar ahí!
Ahora pasemos con la leyenda, el noble y honorable cadete que evitó que las fuerzas armadas de Estados Unidos tomaran en su poder la bandera de México, y prefirió envolverse en ella para arrojarse al vacío. Pues no… De entrada ni cadete era y tampoco se llamaba Juan Escutia, o bueno, no así. Estudios recientes indicaron que se trataba de un soldado del batallón de San Blas y su nombre era Juan Bautista Pascacio Escutia Martínez, quien era una especie de francotirador, y al ser herido, cayó desde lo alto de la ladera oeste.
Por cierto, la bandera sí fue tomada por las tropas gringas y fue devuelta al país hasta el sexenio de José López Portillo.
Y entonces, ¿por qué mitificar solo a los jóvenes y no a los cerca de 600 muertos que hubo ese día?
Puede ser que el Estado Mexicano en un intento de restaurar el orgullo nacional, destacó la hazaña de estos chicos para dar un toque de romanticismo heroico.
Para la inauguración del Altar a la Patria en 1952, varios historiadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia avalaron la autenticidad de los restos, aunque esto suena difícil ya que luego de la batalla se encontraron más de 600 cadáveres – pero cómo ya urgía la inauguración y la orden venía de arriba todos estuvieron de acuerdo –
Ahhh, cómo NO han cambiado los tiempos…
Y aquí lo ocurrido este 13 de septiembre de 2016, la conmemoración de la gesta heroica:
