De pasar su infancia investigando las entrañas de una Commodore 64 a ganar un reconocimiento del MIT para innovadores menores de 35 años. De llamar la atención por su edad a convertirse en una de las 100 mujeres más influyentes del mundo según la BBC gracias a sus proyectos que (entre muchas otras cosas) mezclan la programación, la ciencia de datos y la justicia social.

Ella es Paola Villarreal (conocida en el mundo tuitero como @paw) y es una programadora en sistemas autodidacta.

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Si pudiera darle un mensaje a las niñas que se interesan en la ciencia, a las chavas que se emocionan en los laboratorios de la prepa o a las jóvenes mujeres que comienzan su camino universitario en salones de clases dominados por hombres, la recomendación de Paola Villarreal es una simple.

“Valdría la pena decirles que todo mejora”, nos cuenta a las distancia.

“Elijan un camino arduo pero interesante”, aconseja a las mujeres científicas. “Si lo de ellas es la curiosidad, las ganas de aprender, las ganas de retarse a ellas mismas. Las ganas de llegar a los límites para descubrir nuevos límites. De aprender nuevas cosas, incorporando nuevos conocimientos y siendo siempre curiosas, continúen en ello”. 

A los 12 años, Paola Villarreal ya había aprendido a programar por su cuenta, a los 15 años se dedicaba profesionalmente al diseño de páginas web. Ahora dirige equipos completos en proyectos que impactan la vida de miles de personas.

Con más de dos décadas de experiencia a sus espaldas, uno de sus desarrollos más reconocidos fue un poderoso análisis visual que, mediante la ciencia de datos, demostró los sesgos raciales en el actuar policiaco en Estados Unidos. Su herramienta fue esencial en la revocación de más de 20 mil condenas. 

Sus inicios en la programación

Sus inicios como programadora autodidacta aparecen al instante. Apenas la buscas en Google, en Twitter o en cualquier perfil de las numerosas revistas que han contado sobre su trabajo.

“No fue una decisión muy consciente”, recuerda sobre las primeras veces que se sentó frente a las entrañas del mundo digital. “Se me dio y muchas cosas se fueron acomodando”.

A finales de los noventa, el internet era un mundo distinto y ahí fue donde una joven mujer talentosa pudo destacarse.

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Foto: Captura de pantalla

“Se me hizo fácil programar y encontrar gente en el internet de aquellas épocas. La conexión se hizo más fácil. Además, tenía 15 años así que no era algo consciente que me dedicaría a esto el resto de mi vida”, señala. “No es que yo quisiera seguir esa carrera, pero se me dio”. 

Aunque las computadoras siempre le han llamado la atención, fueron —además— una herramienta para descubrir lo que más le apasiona de la ciencias y el mundo del aprendizaje.

“Lo que más me apasiona es cuando un problema supone que necesita aprender algo nuevo. Eso es lo más padre. Se me facilita mucho aprender algo nuevo si eso significa que voy a resolver un problema que tengo”.

Y esos problemas, aunque se han resuelto en la programación, también se han visto reflejados en sus proyectos de justicia social o en las otras ramas del conocimiento que desde hace muchos años le han llamado la atención como las leyes y el Derecho. 

Mujeres y la responsabilidad de la ciencia

Paola Villarreal cuenta una historia interesante.

Como mujer joven, que se desarrollaba en un mundo creciente como la ciencia de datos, recibió mucha ayuda de su entorno. “Tuve muchas personas que me protegían, me procuraban o me iban guiando. Yo nunca me sentí excluida… hasta después”, cuenta.

Aunque en sus primeras impresiones con el mundo profesional todos hacían notar su edad —”me juveneaban”, recordó—, la discriminación o el machismo no se hizo evidente hasta que llegó a las posiciones de liderazgo o de decisión.

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Foto: Sopitas.com

Y es ahí donde, para Paola, se encuentra la siguiente barrera para las mujeres en la ciencia.

“Falta más representatividad e inclusión honesta, que no sea solo para cumplir con la imagen y con los requisitos, sino más bien que en todos los rangos de la empresa existan políticas de inclusión empezando de arriba para abajo. En el caso de las mujeres, ya hay muchas mujeres programadoras, pero es muy poco probable que lleguen a puestos directivos. El problema está en crecer esa proporción”.

El lado bueno es que estamos llegando a una época clave en el mundo. Ahora que estrenamos década y los cambios se están haciendo cada vez más notorios, la ciencia y las mujeres científicas, particularmente, han encontrado una oportunidad de ejercer el poder del conocimiento y hacerlo de manera responsable. 

“A mí, me deja muy tranquila que sea la comunidad científica la que, a través del rigor científico, nos ayude a llegar a una solución que pueda mejorar la vida de millones de personas o salvar la vida de millones de personas”, cuenta. “Hay que hacerlo con mucha responsabilidad y ser muy conscientes de que tenemos el poder y hacernos responsables de ello”.

Eso sí, apunta, hacerlo “siempre con el bien público en la mira”.

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Soy Max Carranza y me he pasado la vida rodeado de memes, cultura digital y bastantes horas frente a las pantallas. En el camino me encontré la pasión por abordar los temas sociales más urgentes e intentar...

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