Ay… más feo imposible. Este jueves se anunció que la muerte de 14 ajolotes en una de las últimas defensas contra la extinción del anfibio consentido de México: el Ajolotario del Parque Tezozómoc en Azcapotzalco. Las condiciones de la muerte de todos los ejemplares no son completamente conocidas, pero existen serias acusaciones de malos tratos y descuidos.

De los 190 ajolotes que supuestamente recibió la nueva administración de la alcaldía Azcapotzalco, ya solo quedan 176.

En una entrevista con Reforma, la directora de sustentabilidad de la Alcaldía, Alejandra Atzín Ramirez, confirmó el fallecimiento de los ajolotes y de otros anfibios. “Recibimos aproximadamente 190, no más (…) y ahorita el registro de Profepa es 176. También tuvimos algunas salamandras que se murieron”, explicó la funcionaria.

Las autoridades tienen la necropsia de ocho de los ejemplares fallecidos, pero en esos documentos indican que la mayoría murió por malformaciones, como reducción de branquias.

Los descuidos

En diciembre pasado, la creadora del Ajolotario, Viridiana Saldaña envió una carta a las autoridades de la alcaldía Azcapotzalco en la que pedía cuidados especiales para los ajolotes y otros anfibios que viven ahí. “Lo que nos han dicho por todas partes es que no le están dando la atención adecuada a los ajolotes, que ha habido muertes. Te soy franca, no sé cuántas, pero está pasando”, aseguró la bióloga.

Según ella, la administración pasada había dejado entre 250 y 300 ejemplares.

Las autoridades actuales afirman que cuando ellos llegaron los anfibios estaban metidos en botes y al aire libre por lo que en estos meses —ocho— desde que llegaron, se han estado dedicando a hacer un censo y hasta tenían el ajolotario cerrado al público.

Hace apenas unos días —cuando todavía no abría el changarro—, Alejandra Atzín Ramírez, la funcionaria de sustentabilidad en Azcapotzalco, publicó en sus redes sociales una fotografía en la que aparecía manejando con las manos, sin protección alguna, un anfibio en peligro de extinción. Ese día, la bióloga impulsora del proyecto les puso una regañada: “Se estresan y no es recomendable que los estén ‘jugando’ con las manos”.

Además, aclaró que los ajolotes tienen una delgada capa de protección que es destruida si son manipuladas.

Después del drama la funcionaria ya se disculpó e hizo una aclaración en una entrevista con Reforma. “Me ganó la emoción (…) es la única vez que se ha hecho y fue una salamandra, no un ajolote”, mencionó.

*Con información de Reforma

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