El día de hoy hace 29 años, en el ámbito mexicano, perdimos al “Profeta del Nopal”: Rockdrigo González. Un sismo de magnitudes inauditas sacudió al Distrito Federal en 1985, dejando media ciudad destruida y miles de víctimas fatales. Uno de los tantos edificios que se desplomaron fue el que estaba ubicado en la esquina de Bruselas y Liverpool, en la Zona Rosa, quitándole la vida y quitándonos para siempre la voz y las canciones de este músico/cronista del México de los 80.
Rockdrigo fue parte y principio de un movimiento de Rock Urbano conocido en el Distrito Federal como “Los Rupestres”. Se trataba de cantautores que armados simplemente con su guitarra acústica y voz se dedicaban a cantar, haciendo crónicas de la cotidianeidad citadina. Rockdrigo parecía ser quien mejor entendía la locura y el surrealismo de lo que representaba vivir en el D.F., quizás porque había nacido en Tampico, Tamaulipas y allá se vivía a un ritmo más pausado. En sus canciones plasmó los sentimientos de los capitalinos que se sentían como perros en el periférico, en laberintos de semánticas gastadas en esta vieja ciudad de hierro; de los que no tenían tiempo de cambiar su vida y eran sólo sombras borrosas, los que habían perdido a su gran amor en los andenes del Metro Balderas o andaban igual de calenturientos que el E.T. (¡cuidado que a donde quiera se mete!).
Fan absoluto de Tom Waits, Bruce Springsteen, Donovan y Bob Dylan, y los escritos de Jung, Fromm, Schiller, Focault, Goethe, Quevedo, Freud, Espronceda y Einstein, Rockdrigo usó el lenguaje como ningún otro lo había hecho hasta entonces en una canción. En algún tiempo se hizo acompañar por una banda de Rock: Qual, pero su trabajo más recordado es como solista, así, con su guitarra, alguna armónica ocasional y su voz. Era común verlo por las calles, cafés y vagones del Metro cantando sus canciones, al más sumergido en las entrañas mismas de la ciudad, viviéndola, respirándola. Nunca hubo discos “formales” de Rockdrigo, salvo el llamado Hurbanistorias que fue editado y revisado por el propio músico. Tras su muerte se compilaron en cuatro álbumes distintas grabaciones caseras de sus múltiples presentaciones, irónicamente antes de fallecer ya había logrado un acuerdo con la desaparecida disquera WEA para producir un álbum. También existen varios videos que dan cuenta del quehacer de este importante personaje para el ámbito nacional.
Alex Lora con El Tri popularizó “Metro Balderas” y los Heavy Nopal (con quienes trabajó en el Wendy’s Pub de la glorieta de Insurgentes cuando se llamaban Dama) se encargaron de mantener vivo el legado de Rockdrigo durante muchos años. Aparece en dos películas mexicanas: Un Toke de Rock y ¿Cómo Ves?. Tuvo también una hija, Amanda Lalena (Lalena como la rola de Donovan) a la que hoy conocemos como la “Reina de la Anarcumbia”, Amandititita. Justo el día de hoy hace tres años se inauguró una estatua de bronce en el interior del Metro Balderas para recordar a Rockdrigo González.
El escritor José Agustín, lo describió así en una columna del periódico Unomasuno: “si ya hay en el Rock de México quien domine a la perfección la técnica, la cadencia y el ritmo junto con un talento para componer canciones que retraten nuestra realidad a la altura de nuestros grandes compositores como José Alfredo Jiménez o Chava Flores, no puedo más que decir que, de entrada, con Rodrigo González tenemos un Rock más complejo, crítico e inteligente… aquí está naciendo el Rock Mexicano…”
FB: IvanNieblas