Mucho (muchísimo) se ha debatido sobre la importancia de la industria de la cerveza en México en tiempos de COVID. Y no solamente se habla de la sed que nos da los fines de semana, o que en tiempos de Cuarentena y de primavera/verano (hola Monterrey y estados costeños) una chelita es algo que nos aliviana las tardes que pasamos en casa, acalorados y un poco ya hastiados de que parece que vivimos en un loop infinito del mismo día.

La cerveza forma parte de la vida de los mexicanos de una manera tan inherente, que ha llegado a los primeros frentes de nuestra economía como país y sociedad; y cuando nos referimos a la economía mexicana, no hablamos necesariamente de ‘acciones en bolsa’, ‘empresas trasnacionales’ o ‘cuarto exportador a nivel mundial’. No. Hablamos de las millones de personas en México que forman parte de la cadena que se nutre y que vive de este negocio, la más vulnerable y desprotegida: el señor de la tiendita, la industria restaurantera, los choferes, los cargadores, los pequeños comerciantes.

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Foto: Hector Vivas/Getty Images)

México: Cuarto productor cervecero en el mundo

La industria cervecera en México representa una que no se puede entender sola. Desde los empleados de la misma cervecera, ya sea en fábrica o en corporativos, sus canales de distribución, el chofer que lleva el camión, hasta las tienditas familiares y las mismas familias —padres, hermanos, hijos— que dependen de ese negocio para prosperar.

En México, este gremio se coloca entre las principales no solo dentro del país, sino a nivel mundial. En 2016 llegamos a la producción de 10,500,000,000 de litros, según Cerveceros de México, superando a países cerveceros por tradición, como Alemania, colocándonos como el cuarto productor de cerveza más importante del mundo.

Botellas vacias produccion cerveza fabrica
Foto: Paulo Fridman/Corbis via Getty Images.

Pero la cerveza no se toma sola…

¿Quién va a la tiendita a comprar solo chelas? De paso, unas papitas, unos cacahuatitos, para botanear. El consumo de cerveza no es único y no debe entenderse como tal. El paro a la producción y distribución de la cerveza afecta no solo directamente a los involucrados dentro de este negocio, sino a los pequeños comercios que en gran medida dependen de su venta, así como todos los productos (como las papitas y los cacahuatitos) que compramos ‘de paso’ para su consumo.

La escasez de la cerveza hoy en México, según Nielsen y ANPEC, está afectando a estos pequeños comercios en un 30% a 40% de sus ingresos, y si a esta cantidad se le suman otros productos como botanas y refrescos, el número sube a un sorpresivo 60%.

Hombre en Hermosillo, Sonora, que hace fila para comprar cerveza con un vale / Foto: Luis Gutierrez/Norte Photo/Getty Images
Hombre en Hermosillo, Sonora, que hace fila para comprar cerveza con un vale / Foto: Luis Gutierrez/Norte Photo/Getty Images

Hoy, México en lugar de seguir siendo ícono en materia de exportación, contrario a esto, está empezando a importar la cerveza. La industria de la cerveza la conforman más personas de las que imaginamos: no importa si llevan uniforme y trabajan en un corporativo, o si tienen una tiendita en la esquina de la colonia, o si son emprendedores que abrieron un nuevo bar o restaurante. La cerveza está tan metida en las entrañas sociales de México, forma tan parte de nuestro día a día, que nos olvidamos de que todos formamos parte de ella, y lo que es más, que muchos círculos vulnerables dependen de este producto que hoy en México afronta un panorama sumamente difícil.

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