Nunca, o casi nunca, se está a gusto y de acuerdo con los árbitros. Los jueces principales son los encargados de impartir la justicia en los eventos deportivos; sin embargo, no siempre es bien reconocida su labor.

Esto se lo decimos porque en un partido de una liga regional de Paraguay se armaron los catorrazos. Fue un “pequeño” conato de bronca, pero tuvo una escena que ha dado la vuelta al mundo. Se enfrentaron el Coronel Romero contra Porvenir. Era la final de la Liga del Sud en el país guaraní.

El árbitro del partido era Wildo Amarilla (pésimo nombre para un árbitro) y no sabía lo que le deparaba el destino. Transcurría el minuto 26 del encuentro y el Coronel Romero estaba arriba del marcador 2-0, aunque le expulsaron a tres jugadores. Toda una cuestión polémica, ya que se quedaban con ocho jugadores, lo cual complicaría el trámite del partido.

No obstante, en ese momento, se armó la cámara húngara y Marcos Leguizamón se enfureció con el juez central por la decisión de sacar una tarjeta roja. Este jugador no le reclamó, ni le manoteó, muchos menos lo empujó. Él se fue por el camino del karateKa y le lanzó una voladora ¡en la cara!

IN YOUR FACE!!!! (literal)

Al puro estilo del Místico, chequen la patada:

YouTube video

El encuentro se suspendió y por ende, el Coronel Romero perdió la final, pero…

¡Eso no es nada!

Allá en el San Lázaro agarran las piedras y te las avientan. Por algo dicen que el mejor futbol está en los llanos…

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