Los quejosas parecen que nunca han ido a un estadio de fútbol; pero aun así, quién aguantaría la amarillenta fragancia.
Un hombre de 56 años fue acusado de rociar con una pistola de agua a dos mujeres, mientras éstas se hacían compras en Blackburn, Lancashire… bueno, dirán algunos, ya se le pasó la edad al ñor, pero simplemente quiso recordar su infancia… podría ser, lo malo es que la pistola estaba llena de su propia orina.
El dueño de una oficina de marketing por internet, cuyo slogan es “Have a great day”, escogió a sus víctimas al azar y después de rondarlas un buen rato, de la nada salió y roció las ropas de las damas que ni conocían a su agresor.
En su defensa, el abogado del manchado señor dijo que su cliente estaba “profundamente apenado por lo sucedido (…) fue un comportamiento bastante extraño, sin motivación”.
Además, señaló, Ian Wilson –nombre del acusado- había sufrido una crisis, producto de la ruptura de su matrimonio… y qué mejor para subir el ánimo que una bromita con agua de riñón.
Debido a lo sucedido en octubre del año pasado, delito que fue tipificado como asalto común, Wilson estuvo tres meses bajo libertad condicional y fue obligado a pagarle 50 libras a cada una de sus víctimas… pues ya de menos para la tintorería.