En la última de sus cantinflescas comparecencias ante el Senado de la República, el titular de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), Luis Miranda, aseguró que la pobreza en México “se redujo en 1.9 millones, lo cual significa que 4.5 millones de mexicanos ya no son pobres y tampoco vulnerables”. Con esto, el cuñado de un empresario acusado de huachicolero, señaló que por primera vez en las dos últimas mediciones, se había registrado un logro no alcanzado: la reducción de la pobreza moderada y la pobreza extrema.

“Pero esa reducción de la pobreza (si es que existe) no es pareja”, dirán quienes conocen las condiciones de estados industrializados o con intensa actividad económica y las de entidades con menos flujo económico. Bueno, pues para que vean que su trabajo es parejo, Miranda presumió la Estrategia Nacional de Inclusión, con la cual –según se entendió (de verdad, leer la versión estenográfica de su comparecencia es imposible)- las políticas de combate a la pobreza del gobierno federal se implementan indiscriminadamente, no importando cuál partido gobierna, ni cuál sea su “origen democrático”…

Antes de las críticas por lo anterior, ya que evidentemente las condiciones en que viven pobladores de uno y otro Estado son variables y, por lo tanto, necesitan de un plan especial para combatir la pobreza, Miranda también les dio gusto a los que tienen esta visión, al señalar que además de ser parejo con las políticas sociales, también se procura ayudar más a unos estados que a otros: “Hay estados que, evidentemente, necesitan más que otros; como hijos que requieren ayuda más que otros, porque son más débiles, porque son más pequeños, o porque no tienen las características de otros”, agregó.

En fin… pese a las contradictorias palabras de Miranda y sus números apantallantes, parece que la realidad es otra. Al menos así lo insinúa el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), que en una medición de la pobreza hecha en 2015 señala que hay regiones del país en el que las condiciones son paupérrimas. Caso del municipio Santos Reyes Yucuná, Oaxaca, que se coloca como el municipio más pobre del país. Basta con saber que en esta localidad el 99.9% de la población vive en pobreza, mientras que el 97.4% se encuentra en la pobreza extrema.

Así, la casi la totalidad de la región ubicada al noroeste de Oaxaca tiene al menos una carencia social (que es una de las características de la situación de pobreza): puede ser que presenten rezagos en servicios educativos, acceso a la salud, a la seguridad social, a la vivienda y/o a la alimentación.  Por otra parte, aquellos que viven en pobreza extrema son los que “disponen de un ingreso tan bajo que aun si lo dedicase por completo a la adquisición de alimentos, no podría acceder a aquellos que componen la canasta alimentaria”.

De acuerdo con el Coneval, en Oaxaca Chiapas y Guerrero se localizan los municipios más pobres del país… pero las regiones céntricas no se salvan. Si nos vamos al municipio con mayor número habitantes en pobreza, el “ganador” es… nada menos que un municipio del Estado de México: Ecatepec, con 786 mil personas. De hecho, es en la entidad que tooooda la vida ha estado gobernada por el PRI donde están las demarcaciones con mayor concentración de personas en pobreza: Chimalhuacán, Toluca y Nezahualcóyotl.

 

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