Mientras que en Veracruz ya no hay crímenes de alto impacto y lo que se padece es solamente el robo de frutsis y pingüinos (delitos para los que se creó una fuerza de seguridad completa), en el DF los problemas como presencia del crimen organizado se han superado (es más, nunca han existido, según las autoridades capitalinas), por lo que ahora elementos de seguridad enfocan sus esfuerzos en combatir delitos de alto contenido calórico.
Ejemplo de lo anterior es el elaborado operativo que montaron policías de tránsito, elementos de seguridad pública y hasta granaderos, todo para detener a un peligroso vendedor de algodones de azúcar que amenazaba con llenar de sus productos el zócalo capitalino.
En el video que circuló en la red de Sergio Rene Marquez Uribe, se puede apreciar el trato manchado que recibió el vendedor ambulante por parte de los guardianes del orden, lo que despertó la indignación de toda persona que presenció la detención.
“Deja de obstruir (…) No es ratero, nada más está vendiendo”, exigieron los ciudadanos. “Lo vamos a procesar, ya que no se comporta como tal” (¿?), fue la respuesta que uno de los instruidos policías dio a quien grabó al preguntar cuál era el motivo por el que el señor era trepado a la patrulla.
“Nada más va a ser una falta administrativa, yo no sé por qué se pone así”.
Ni nosotros… aunque como se está la situación nacional, seguramente a más de uno le da frío ser “levantado” por la policía… quién sabe dónde irás a aparecer… o a desaparecer, en el peor de los casos.
“No es de sorprendernos que nuestras fuerzas de seguridad estén actuando contra sus propios ciudadanos. Son, desde pequeños extorsionadores del orden público, en el mejor de los casos hasta lograr operadores de grandes cárteles de seguridad como, lo vimos en Tlatlaya o el reciente arresto de polícias en Taxco. No nos extraña que en este país el portar un uniforme y un arma, sea sinónimo de extorsión”.
¿Y ustedes qué opinan? Probablemente, en el marco de los eventos ocurridos en Tlatlaya y Ayotzinapa, no resulta tan injusto ni exagerado señalar que la ciudadanía mexicana no confía más en las fuerzas de seguridad. Es lamentable que cada elemento pueda ser tan peligroso o agresivo como aquellos contra los que debería actuar y nunca actúa: los verdaderos criminales.