Ahora sí con toda legitimidad y jurisprudencia, podemos desahogarnos gritando majadería y media a todos esos camiones que parecen humo con ruedas, reclamar a todos aquellos que desparraman sus bolsas de basura en la calle y con la mano n la cintura, mandar a volar a los fumadores que no respetan los espacios libres de tabaco sin que se enojen. Pues el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, reconoció el acceso al medio ambiente limpio y saludable como un derecho fundamental. ¡Tómala, papá!
La medida responde a la emergencia mundial para reducir el calentamiento global y las emisiones de gases de efecto invernadero de forma sustancial, rápida y sostenida. Aunque hubo naciones que pusieron muchos peros para su aprobación, especialmente Reino Unido y de Estados Unidos –a pesar de que ya no es miembro del consejo por decisión de Donald Trump- , el texto fue aprobado con 43 votos a favor y cuatro abstenciones provenientes de Rusia, India, China y Japón.
Los más beneficiados
Costa Rica fue parte fundamental para la planeación y aprobación de la iniciativa, que no ha quitado el dedo del renglón desde la década de los 90’s para preservar sus selvas tropicales, que conforman la mayor parte del país. La embajadora Catalina Devandas Aguilar, dijo que la decisión “enviará un poderoso mensaje a las comunidades de todo el mundo que luchan contra las dificultades climáticas, de que no están solas”, recupera ‘Forbes’.
Por su parte, la región europea conformada por Croacia, Serbia, Hungría, Austria y Eslovenia, están más que felices por el resultado de la votación unánime, ya que recientemente, la UNESCO acaba de declarar la Reserva de la Biosfera Transfronteriza, que ocupa una extensión de más de seis mil kilómetros, donde se protegen valiosos y vulnerables ecosistemas ribereños, convirtiéndose así en una amazonia europea.
Lo único malo, es que la resolución por defender y gozar de un medio ambiente limpio y saludable, no es jurídicamente vinculante. Sin embargo, tiene el potencial de impulsar normas que se rijan de forma global. Pero, mientras son peras o manzanas, más vale cuidar las escasas áreas verdes urbanas que quedan en la Ciudad de México.