Un partido de fútbol puede tener muchos protagonistas. Los jugadores, el árbitro, incluso los técnicos. Pero ¿qué pasa cuando alguien ajeno a la cancha y a los dos equipos interviene directamente en el desarrollo del juego y en el marcador? Esta es la historia de un recogebolas que evitó un gol cantado.

Los hechos ocurrieron en Brasil el pasado fin de semana, durante el juego entre el Sergipe y el Guarany, del Campeonato Sergipano.

Se jugaban el tiempo de compensación. Sergipe ganaba 1-0. Desesperados por empatar el marcador, el portero del Guarany se lanzó al ataque. La ofensiva no prosperó, por lo que los jugadores de Sergipe armaron un veloz contragolpe.

Con el portero rival fuera de su arco, el jugador del Sergipe sólo tenía que tirar a gol… y eso fue lo que hizo. Entonces sucedió lo que nadie pensó: un recogebolas apareció de la nada bajo los tres postes, despejó el esférico y evitó el gol. Después de su graciosada, a este individuo le cayó el veinte de lo que había hecho e hizo lo único aconsejable en estos casos: correr.

¡Una escena digna de cualquier cascarita!

Como los ánimos se calentaron tras el gol, el árbitro decidió dar por terminado el partido. ¡Pa’ qué molestarse!

¿Si ustedes fueran el árbitro qué hubieran marcado?

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