Lo que necesitas saber:
La reina Roja de Palenque fue una figura importantísima para los mayas y su cámara funeraria guardó secretos de las costumbres y creencias de esta enigmática civilización.
Mil años después de ser sellada, la cámara de la tumba de la Reina Roja de Palenque abrió sus secretos al mundo, gracias a la exploración de un grupo de especialistas del INAH —tal cual en las grandes excavaciones de los años 20 del siglo XX en Egipto.
¿Se imaginan? El INAH (Instituto Nacional de Antropología e Historia) desentrañó parte de los secretos de la zona arqueológica de Palenque —de la que apenas conocemos un 4% del total— en 1994, cuando sólo buscaba subestructuras del Templo XIII.
Un edificio ubicado al lado del famoso Templo de las Inscripciones —el mismo que en sus entrañas alojó la tumba del rey Pakal.
Y que en 1994 nos dio la oportunidad de conocer a Tz’ak-b’u Ajaw, la soberana maya conocida como la Reina Roja —y orita les vamos a platicar por qué la llamaron así.
La Reina Roja de Palenque
Por acá en este texto sobre el rey Pakal, ya les habíamos contado que los templos en Palenque eran únicos, porque entre otras cosas sirvieron como recinto de descanso de un monarca como K’inich Janaab’ Pakal.
En junio de 1952 un equipo del INAH se adentró en el corazón de la selva de Chiapas y halló la misteriosa tumba del rey Pakal.
Las expediciones e investigaciones siguieron en la zona, aunque tuvieron que pasar 42 años para que otro gran descubrimiento sucediera en Palenque.
Se trató de la tumba de la Reina Roja. ¿Quién era esta mujer? Y, ¿por qué fue importante para la civilización maya que se desarrolló en Palenque?
Tz’ak-b’u Ajaw fue gobernadora de Palenque o Lakam’ha —lugar de las grandes aguas. Fue consorte, es decir, pareja, del rey Pakal y madre de otros dos gobernantes de la región: Kan B’alam y K’inich K’an Joy Chitam.
En resumen: la reina Roja fue una soberana, integrante de la nobleza maya cuando Palenque estaba en su apogeo.
(Dicen por ahí que la zona arqueológica aún esconde las tumbas de sus dos hijos monarcas. Así que todavía quedan muchos descubrimientos pendientes en esta zona).
Conocida como la señora de los huesos rojos, Tz’ak-b’u Ajaw llegó a Palenque desde la ciudad vecina de Tokhtan u Ox te’kúb para casarse con Pakal en el año 626 d.C.
Hay teorías que dicen que la reina Roja llegó a Palenque para formar alianzas políticas entre ciudades, pero lo que es un hecho es que ella se convirtió en una figura relevante para los/las mayas de aquella época.
La prueba está en que también se construyó una cámara —dentro de un templo, al lado del edificio de las Inscripciones, donde Pakal descansó para viajar al mundo de los muertos— para resguardar su tumba.
Se cree que la reina Roja murió alrededor de los 60 años y lo que a continuación van a leer, les resultará increíble.
Más de mil años después descubren parte de los secretos de la reina Roja en Palenque
En 1994, el equipo del INAH dirigido por el antropólogo Arnoldo González Cruz trabajaba en Palenque para analizar la cimentación de posibles subestructuras ocultas en la zona.
De manera específica, en el templo XIII. Sin embargo, como toda buena historia de exploración, nunca imaginaron lo que encontrarían.
“Cuando caminaba por ese pasillo con la linterna sentí que era como atravesar en el tiempo”, llegó a declarar la arqueóloga Fanny López, quien fue la primera en más de mil 300 años en explorar un pasillo descubierto por los trabajadores del INAH.
Se trató de un corredor, dentro del templo, que conducía a, ¡tres diferentes cámaras! La cámara principal estaba sellada con un muro y eso llevó al equipo a pensar que, detrás de esa pared, había algo importante.
Y dicho y hecho: el equipo hizo un orificio en el muro y a través de este se topó con una cámara funeraria.
Ya con más calmita, después de remover las piedras utilizadas para construir esa especie de muro, el equipo entró a la cámara y encontró dos cuerpos: el de una joven que estaba recostada boca abajo. Con las manos atadas y con cortes en la caja torácica —señales de la extracción de su corazón.
El otro cuerpo era de un niño que estaba en la misma posición, cosa que hizo pensar que estas personas habían sido sacrificadas. ¿Con qué objetivo?
Tal vez para acompañar en el más allá a la reina Roja. Sí, porque la cámara también alojaba un gran sarcófago, que en la época prehispánica fue pintado de rojo.
A su vez, el sarcófago contenía los restos de la soberana, todos pintados de rojo gracias al mineral cinabrio, un elemento tóxico rojo carmesí que le dio toda la identidad a Tz’ak-b’u Ajaw en el reino de los vivos
Dos máscaras. Una funeraria, totalmente fragmentada y hecha con más de 100 fragmentos de malaquita, que cubrió el rostro de la reina. Y otra más de jade y obsidiana, que adornaba una especie de cinturón.
Incienso. Copal. Utensilios. Una pequeña concha esgrafiada. Un rosetón con los rasgos sobresalientes de un mono araña y otros residuos fueron hallados en la cámara de la reina Roja, de quien ahora saben por qué la llamaron así.