El futuro nos quedó a deber. Lo sabemos todos. No tenemos autos voladores ni casas inteligentes como la de los Supersónicos ni —mucho menos— chamarras que se secan solas como la de Marty McFly. La humanidad todavía no ha llegado a Marte ni ha realizado viajes interplanetarios. Ya ni qué decir de esas ciudades futuristas que se pintaban en antaño: plateadas, cromadas y con formas circulares. En pocas palabras: no hemos concretado todas esas promesas que la ciencia ficción nos hizo y las generaciones pasadas pronosticaron. Otras tantas cosas sí se materializaron. Los televisores 3D, los dispositivos celulares, el uso de los anticonceptivos y los robots. El avance tecnológico ha sido tal en esta materia que ya existen máquinas sexuales con apariencia humana. Estas se pueden alquiladas o compradas para fiestas en Estados Unidos. Es más, en Paddington, Londres, existe una cafetería atendida por cyborgs eróticos.

En una primera instancia, se creía que este tipo de robot podía ser útil para ancianos, personas con discapacidad, disfunción eréctil, eyaculación precoz o para aquellos que tienen traumas sexuales. Para ayudarlos en sus procesos de sanación. Aunque, de acuerdo con los especialistas, estas máquinas podrían resultar contraproducentes, sus efectos podrían ser negativos y traerían consigo “severos riesgos éticos“. Originalmente, señala la Fundación de Robótica Responsable, se buscaba que los robots sexuales facilitaran el sexo para las personas que de otra manera no podrían sostener relaciones íntimas. Sin embargo, ahora se cree que un robot de estas características no haría sino incrementar la objetificación sexual de las mujeres, alterar las percepciones del consentimiento y que se usaría para satisfacer fijaciones tipificadas como ilegales.

Estos son los riesgos de meterse con un robot sexual
Foto: Getty Images

De acuerdo con cifras de la Fundación de Robótica Responsable, dos tercios de los hombres  y 30% de las mujeres consultadas sobre el tema se mostraron a favor del uso de robots sexuales, los cuales cuestan entre 5 mil y 15 mil dólares. El diario británico The Guardian indica que hay al menos cuatro empresas que fabrican este tipo de robots; en algunos casos estos cyborgs son dotados de inteligencia artificial para que puedan comunicarse y responder a emociones humanas. La publicación indica que uno de los modelos más controversiales es RoxxxyGold, un robot sexual que tiene un modo llamado “Farah, la frígida”, el cual alimenta fantasías de violación. “Si usted la toca en su área privada, es más que probable que ella no aprecie su avance“, refirió el fabricante sobre la modalidad del robot.

¿Cuáles son los riesgos de los robots sexuales?
Foto: Getty Images

Hay quienes señalan que “es mejor que alguien viole a un robot que a una persona real”, mientras que otros piensan que los cyborgs sólo van a propiciar que este tipo de comportamientos incrementen y los violadores se sientan incentivados. El caso es el mismo a la hora de hablar sobre pedofilia. Los científicos temen que los fabricantes comiencen a crear robots con figuras de niños. Según el doctor Noel Sharkey, coautor del informe de la fundación, este tipo de robots infantiles, en lugar de ayudar a tratar la pedofilia, podría “fomentar la pedofilia y hacer aceptable el abuso a niños”. Patrick Lin, profesor de la Universidad Estatal Politécnica de California, reafirmó esta posición y aseguró que tratar la pedofilia con robots sexuales de niños es una idea “repulsiva” y “dudosa”. “Imaginen tratar el racismo permitiendo que un fanático abuse de un robot café. ¿Funcionaría eso? Probablemente no“.

La discusión se centra actualmente en la regulación de estos dispositivos de placer que rememoran La máquina de follar de Charles Bukowski. De acuerdo con los expertos, la legislación de los robots sexuales debe ser equilibrada: lo suficientemente dura para evitar que se utilice con malos fines, pero flexible y permisiva para que se pueda cumplir con el propósito para los que fueron fabricados originalmente.

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