En estos tiempos del combate contra el huachicoleo ha pasado de todo y en esta ocasión la historia la protagonizan la iglesia católica con el mandamiento “no robarás”, la comunidad religiosa y… los huachicoleros, con la bendición del Santo Niño del Huachicolero.

¿De qué se trata? En entrevista con Proceso, el sacerdote Hugo Valdemar reprobó y descalificó la fe al Santo Niño Huachicolero —culto que comenzó en tierras poblanas y se ha extendido entre los huachicoleros del país, según el semanario—.

Se supone que el Santo Niño… del huachicol se encarga de proteger a quienes se dedican a la ordeña del combustible.

Sin embargo, el sacerdote de la arquidiócesis de México ha negado cualquier tipo de milagro o validez divina, así lo dijo a Proceso:

La Iglesia católica censura totalmente el culto al Santo Niño Huachicolero, ya que es un práctica supersticiosa producto de la ignorancia y la mala formación cristiana” de aquellos que le rinden pleitesía.

Y —ojo— la alerta de Hugo Valdemar radica en que este culto puede convertirse en la creación del patronazgo de la delincuenciadebido a que los creyentes recurren al Santo Niño para conseguir protección divina para robar, es decir, una contradicción del discurso de la fe católica—.

Foto: El Universal.

Ya encarrerado, el sacerdote comparó al Santo Niño Huachicolero con la Santa Muerte, pero en una acción de fe mucho más grave, ya que la Santa Muerte no es una imagen sagrada de los católicos y el niño Jesús, sí.

El Santo Niño Huachicolero

Pero, ¿de qué va el culto al Santo Niño? Como mencionamos, se trata de un similar al niño Jesús que cuenta con una manguera para extraer gasolina y un bidón.

Según Proceso, el culto al Santo Niño Huachicolero tomó vuelo en 2016, en Puebla, en el Triángulo Rojo —zona en la que se lleva a cabo el robo y el traslado de combustible de Pemex (Petróleos Mexicanos) y que comprende los municipios de Tepeaca, Tecamachalgo, Quecholac y Palmar de Bravo—.

Ahora se sabe que el Santo Niño Huachicolero se encuentra en algunos tianguis y mercados para su venta, pero se trata de una “blasfemia”, según Hugo Valdemar.

**Foto de portada: El Universal.

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