“Hacíamos lo que queríamos“ afirma soldado que violó a 53 mujeres en Minova.

Un joven soldado congoleño relata los crímenes que él y sus compañeros cometieron en Minova hace unos meses. “Veinticinco de nosotros nos reunimos y dijimos que deberíamos violar a 10 mujeres cada uno, y lo hicimos”, dijo. “He violado a 53 mujeres y niños entre cinco o seis años“.

“Yo no violé por enojo, sino porque nos daba mucho placer”, dice el soldado de 22 años de edad, “Cuando llegamos aquí nos encontramos con un montón de mujeres. Podíamos hacer lo que quisiéramos.”

El 22 de noviembre del 2012, el ejército congoleño llegó a Minova, después de haber perdido una batalla con los rebeldes M23, en Goma. Los soldados estaban avergonzados por haber perdido, hambrientos y fuera de control. Saquearon, violaron y asesinaron gente, hasta que el ejército restauró la disciplina, un par de días después.

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Cientos de mujeres fueron violadas. No se sabe con exactitud el número víctimas, porque muchas no denunciaron por temor al rechazo de sus comunidades e incluso de sus parejas. Sin embargo, el director del hospital Dr. Ghislain Kassongo dijo que trató más de 100 mujeres con lesiones de violación.

El tratamiento médico que reciben las víctimas, es el suministro de un kit de profilaxis post-exposición, con lo que se intenta minimizar el riesgo de contagio de VIH, pero se deben administrar dentro de las 72 horas de ocurrida la violación.

Nzigire Chibalonza, víctima de violación narra lo ocurrido cuando los soldados llegaron a su tienda. “Nos golpearon una y otra vez, y luego comenzaron la violación, tres hombres me violaron, dos de la parte delantera y otro por detrás”, dice con lágrimas en sus ojos.

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“Mi mente no está tranquila, pensé que tenía SIDA, y ahora mi esposo se burla de mí. Me llama la esposa de un soldado y me rechaza”, dice ella.

El centro de refugiadas para víctimas de violación, creado y dirigido por una mujer que fue víctima de violación múltiple, es el único lugar donde pueden acudir. Es el hogar de una comunidad traumatizada, pero resistente de mujeres que trabajan y se cuidan unas a otras.

La magnitud de la criminalidad en Minova ha obligado al ejército a tomar medidas. Los fiscales militares en Kivu Norte y Kivu Sur (Minova está justo en la frontera) han hecho declaraciones fuertes, incluso amenazando con arrestar a los oficiales que no pudieron controlar a sus tropas.

“Ha habido muchos problemas aquí. Los soldados están traumatizados por la guerra y por haber cometido crímenes”, dijo Mokuta Amdondo, fiscal militar del Kivu Norte. “Aquí es donde la justicia militar es de suma importancia. No hemos dudado en poner en marcha los procesos para detener a los soldados que han violado y saqueado a la población civil en Minova“.

“En el caso de que las víctimas no puedan identificar a los soldados que cometieron los crímenes, entonces vamos a aplicar el principio de jerarquía: los comandantes de las unidades deben responsabilizarse por los delitos cometidos por soldados bajo su control“, afirmó Amdondo

Los observadores esperan que el éxito de la investigación haga de Minova un momento decisivo en la construcción de un sistema de justicia que funcione en el este de Congo. Carlos Galán Makongo de la Asociación Americana de Abogados de Goma afirmó que “La investigación que ya está en marcha, es un avance,  pero los juicios y las condenas sin duda van a cambiar varias cosas en el sector de la justicia, en la lucha contra la impunidad y el proceso de construcción del estado de derecho en la República Democrática del Congo”.

Pese a que ha habido detenciones, las mujeres de Minova permanecen escépticas de que se hará justicia y que la impunidad terminará. “El gobierno dice que va a detener a estos soldados y oficiales”, dice el director del refugio para víctimas. “Ellos pueden arrestar a algunos, pero luego sólo los van a liberar.” Por desgracia, esa es la realidad. Hasta ahora sólo tres soldados han sido detenidos: un subteniente, un cabo y un soldado del Sur de Kivu.

En la escuela aprendemos de África como si fuera un país, no un continente, somos poco empáticos con lo que pasa en la lejanía, normalmente imaginamos comunidades tribales que bailan, recolectan y cazan animales salvajes, no vecinos que se matan. Nadie nos cuenta del Genocidio en Ruanda, el desprecio hacia el vecino que era diferente en Zanzíbar, la dictadura militar en Nigeria, el separatismo destructivo en Sudán y Eritrea o el apartheid.

La historia de este continente se distingue por siglos de miseria, abandono y explotación por parte Europa, el africano depositó su fe en la búsqueda de la libertad del paradigma europeo, paradójicamente los ministros del G8 se reunieron en Londres, buscando una solución para las violaciones en guerras y conflictos.

William Hague dio a conocer una estrategia de prevención de la violencia sexual en dicha reunión, lo ocurrido en Minova es un crudo recordatorio de los enormes desafíos que enfrentan quienes tratan de resolver el problema de la violaciones en la República Democrática del Congo.

Vía The Guardian

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