¡Ya no lo dejen votado afuera de sus casas! Investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), junto a expertos de la Secretaría del Medio Ambiente de la CDMX, crearon una tierra artificial con cascajo de construcciones.
La UNAM crea tierra artificial con cascajo
De acuerdo con la SEDEMA, los investigadores de la UNAM crearon tierra artificial por medio del cascajo de construcciones para el cultivo masivo de árboles que se plantarán en zonas urbanas de la Ciudad de México.
Sí, estos suelos artificiales, también conocidos como “tecnosoles”, “tecnosuelos” o “suelos a la medida”, están compuestos de materiales orgánicos e inorgánicos que buscan funcionar como los suelos naturales y ser una alternativa para la producción agrícola, forestal, además de rehabilitar parques, camellones o superficies degradadas.
Además, de acuerdo con Lucy Mora Palomino, académica del Instituto de Geología de la UNAM, la creación de esta tierra artificial ayuda al medio ambiente, ya que permite reducir la extracción de tierra negra y otros elementos de las zonas de conservación, así como reutilizar el cascajo, los residuos de construcciones y demoliciones que se generan en la ciudades.
“En el contexto de la economía circular, los tecnosuelos aprovechan estos desechos que, en apariencia no tienen otro uso, entonces aquí los reutilizamos y los incorporamos nuevamente a un ciclo biológico al permitir el crecimiento de las plantas“, explicó sobre el uso de cascajo.
Miles de toneladas de cascajo se generan en la CDMX
¿Por qué es tan importante el uso de residuos de construcción? Pues fíjense que según datos de la SEDEMA, en la Ciudad de México se generan más o menos 14 mil toneladas diarias de cascajo, lo cual significa un problema.
Por esta razón, la tierra artificial que fabrican en la UNAM podría ayudar a reciclar estos residuos y también para cultivar más árboles y plantarlos en la CDMX.
¡No es todo! Los también llamados tecnosuelos tienen varias funciones como almacenar agua, regular la temperatura y recargar acuíferos, tal y como lo hacen los suelos naturales.
Por ahora, tanto la UNAM como las autoridades capitalinas han hecho pruebas de esta tierra cultivando diferentes especies de árboles; el ahuejote y el níspero son las que mejor se han adaptado.