Seguramente han visto esos letreros en los zoológicos, donde se nos advierte sobre no acercarnos demasiado a las jaulas ni alimentar a los animales. Si piensas que dichos mensajes son una exageración, mejor ve qué le pasó a un niño de 11 años en Brasil.
Acompañado de su hijo, un padre de familia visitó el Zoológico de Cascavel; cuando llegaron a la jaula de los tigres, se le hizo ayudarle a su hijo a cruzar la barrera de seguridad para que se acercara a un poco más a uno de los felinos.
No hace falta decir que esa zona está restringida para los visitantes. El niño varias veces metió la mano en la jaula para agarrar al tigre, hasta que en un descuido el animal le arrancó la mano de un mordida.
Shockeado el niño comenzó a gritar. Ricardo Espíndola, uno de los testigos, afirmó que el niño estaba dándole de comer al tigre cuando ocurrió el incidente:
“Vi al padre corriendo con el niño con el brazo colgando. Llamé a una ambulancia. El niño estaba en pánico diciendo cosas sin sentido como que iba a morir”.
Los paramédicos del zoológico inmediatamente atendieron al niño, quien fue llevado a un hospital donde le tuvieron que amputar parte del brazo.
Hasta salió en las noticias:
Los encargados del zoológico mencionaron que Hu, el tigre que mordió al niño, es de los más dulces y tranquilos del lugar. Lo cierto es que en este caso la culpa la tuvo total y enteramente el papá del niño, por imprudente.