Mientras caminaba en las inmediaciones de la facultad de Filosofía y Letras, el estudiante de Derecho, Axel Lara, percibió un raro olor… como a mota. Ya después de afinar más los sentidos, no sólo pudo confirmar que, en efecto, había gente consumiendo marihuana, sino que además estaban inflándole con toda libertad, ahí, a ladito de Rectoría. ¡La vista que tiene el rector Graue debe ser inmejorable!

Pero al parecer ni estudiantes y mucho menos gente del llamado “Auxilio UNAM” se habían percatado de lo que descaradamente ocurría, con todo y que -según- se ha desplegado toda una campaña de concientización y erradicación del narcomenudeo. En fin, el caso es que el universitario tuvo que ir por los elementos de seguridad de la máxima casa de estudios para llevarlos de la manita a que hicieran su chamba. Digo, ya si no los detenían o algo parecido, al menos que los corrieran.

Sorprendentemente, en primera instancia, los nada colaborativos elementos se niegan a brindar el apoyo solicitado por el buen Axel. Ya después que el estudiante les recuerda que estar chupando y drogándose en las instalaciones universitarias está prohibido, un tercer trabajador saca la casta (es un decir) y accede a hacer algo al respecto… pero con el estudiante por delante: “vamos a ir, usted me dice cuáles y les echa usted su queja”.

Y así ocurre: el universitario señala dónde y quiénes y los de “Auxilio UNAM” les piden que se retiren. Obviamente lo acusación no le gana popularidad al estudiante de derecho, quien inmediatamente es increpado por un envalentonado jóven (otro decir) que, con la cara cubierta, lo amenaza: “¿te sientes muy verga o qué?, no te pases de verga, con que te topemos solo mi’jo, eh”. Axel acepta la amenaza, indicando que a él no “le tiembla la mano por la Universidad”. Y pues sí, ya que no se inmuta ni siquiera con la más clara de las advertencias: “¡ve a los frontones, ahí matan gratis!” Todo esto frente a los elementos de seguridad que realmente no hacen nada, más que hacer bola.

Recordemos que tras la balacera registrada en CU el viernes pasado (con saldo de dos personas muertas), el rector dijo que todo era por las duras medidas que la Universidad había decidido tomar contra el narcomenudeo. Curiosa apreciación de Graue, luego de escuchar lo que los propios trabajadores universitarios dicen para justificar que mientras la gente fuma, chupa y vende, ellos nomás están sentados en las jardineras: “pues sí, si se puede hacer (correrlos), pero es que toda la gente nos conoce” y “no somos muchos para combatir esto”.

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