Por: Mafer Olvera y Paola Palazón Seguel

El próximo 28 de agosto será el Día del Abuelo en México. Un día, por demás, especial para quienes tienen la dicha de contar con abuelas, abuelos, o alguno de ellos. ¿Cómo seremos cuando alcancemos la edad de nuestros padres, abuelos o abuelas? Tal vez lo imaginamos con esperanza de llegar sanos, o llegar; con ilusión a convertirnos en esa figura de autoridad simbólica tan importante en las familias y la sociedad; o quizá con miedo a envejecer y dejar de ser, vernos o sentirnos como ahora.

En México, la vejez inicia a los 60 años, esto a manera de construcción social, política y demográfica. Biológicamente se trata de un desgaste gradual que, con el paso de los años, modifica las respuestas bioquímicas, mentales y fisiológicas del cuerpo y el organismo. El desgaste de cada persona es único y particular, y está ligado, sin duda, a los distintos estilos de vida, ambientes e historias.

Así, mientras algunos pueden sentirse y verse radiantes a los 70, en otros la vejez comienza a manifestarse en el pensamiento y en lo físico tiempo atrás. Nuestros hábitos, cuidados, alimentación y toda decisión en el presente, determinará en mayor o menor medida la calidad de vida en cada etapa, no se diga al momento de envejecer.  

Adulto mayor / FOTO: GRACIELA LÓPEZ /CUARTOSCURO.COM

La vejez en números

De acuerdo con la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica de INEGI de 2018, en México viven 15.4 millones de personas de 60 años y más, lo que representa 12.3% de la población total. La mayoría de ellos, 47.9% vive en hogares formados por un núcleo familiar, ya sea una pareja o hijos. Casi cuatro de cada diez, o sea 39.8%, residen en hogares ampliados  y 11.4%  viven solos. 

A quienes viven esta pandemia en su vejez, toda nuestra solidaridad. Pensemos por un momento en los adultos mayores que viven en soledad y padecen alguna enfermedad física o mental; en quienes no tienen un hogar; viven en albergues o residencias;  comparten un espacio con niños y ahora se enfrentan a convivir con ellos por más tiempo, a pesar del desgaste.

Adulto mayor / FOTO: DANIEL AUGUSTO /CUARTOSCURO.COM

Aquellos que dependen económicamente de sus familiares o de algún negocio propio. De por sí la vida, conforme pasan los años se vuelve más compleja, en medio de una pandemia y frente a las medidas de aislamiento social, resulta más complicado. 

Eugenia Callejas, abogada, activista a favor de los adultos mayores y creadora de la iniciativa Alerta Plaetada, nos cuenta:

“Las medidas para evitar el contagio como el confinamiento y la sana distancia, alteran la vida diaria de un adulto mayor en más de un sentido: los hacen más dependientes de terceros para adquirir los productos que requieren, asistir a citas médicas, cumplir con las recomendaciones de limpieza de sus casas, pero sobre todo, los aíslan del mundo exterior y les impiden el contacto humano, causando aún más ansiedad, incertidumbre, depresión, temor, estrés y enojo que pueden derivar en violencia intrafamiliar. Es recomendable que se reconozca esta situación y la necesidad de que un adulto mayor cuente con una red de apoyo, sea familiar o de amistades y, en su caso, psicológico”.

En una pandemia se requieren medidas especiales

Como una medida de mitigación de daños hacia la población adulta mayor durante la panemia por COVID-19, la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) publicó las Recomendaciones generales para la atención de personas mayores desde una perspectiva de derechos humanos, en donde afirma, entre otras cosas,  que:

No sólo las condiciones de salud y el envejecimiento ponen en peligro a las personas mayores. La soledad como emoción y el aislamiento como condición estructural en la que viven muchas de ellas juegan un papel importante frente a su capacidad de responder a la enfermedad”.

Al tiempo en que muchos de los jóvenes o adultos nos quejamos de la rutina, para nuestr@s abuel@s o padres y madres, es la base medular de su vida. Situaciones como acudir al cine, a misa, al mercado, médico, parque o visitar a algún ser querido, podrían representar para ellos la actividad del día o la semana. No poder hacerlo y además representar al grupo poblacional más vulnerable a enfermarse de COVID-19, y con mayor factor de riesgo de complicaciones, no es la mejor combinación.

Adulto mayor / FOTO: ROGELIO MORALES /CUARTOSCURO.COM

Cifras de la Organización Mundial de la Salud indican que más de 20% de las personas que pasan de los 60 años de edad sufren algún trastorno mental o neural y 6,6% de la discapacidad en este grupo, se atribuye a trastornos mentales y del sistema nervioso. La demencia y la depresión son los trastornos neuropsiquiátricos más comunes.

Esta situación, crónica para todos, nos invita a reflexionar también en el envejecimiento poblacional más allá de la confrontación con nuestro “joven interior” o como una etapa lejanísima en nuestras vidas. Se trata de replantear, desde la perspectiva de los adultos y jóvenes de hoy,  las próximas políticas públicas de acceso a una vejez digna, con servicios de salud oportunos, recreación, oportunidades ocupacionales y sobre todo, salud mental y bienestar emocional para todos.

Más personas que son adultos mayores

Se calcula que  la proporción de personas mayores está aumentando rápidamente en todo el mundo. Entre 2015 y 2050 dicha proporción casi se duplicará, pasando de 12% a 22%. En números absolutos, el aumento previsto es de 900 a 2 mil millones de personas mayores de 60 años. 

Es momento de voltear a ver y ponernos en el lugar de nuestras abuelas, abuelos, padres o madres. Tal vez intentar enseñarles a utilizar alguna plataforma digital que les permita estar conectados o hacer compras y servicios sin tener que salir, llamarles más seguido, escucharlos, mostrarles más empatía, preguntarles cómo se sienten ante todo esto, cuidarse de manera más enfática para no exponerlos o simplemente transmitirles seguridad, entusiasmo y valor para sobrepasar lo que falta de este encierro.

Por qué no dejar de pensar por un instante sólo en nosotros, desde la comodidad de la edad y la tecnología, que a pesar de todo, nos lo hace mucho más fácil que a ellos.

Adulto mayor. / FOTO: ROGELIO MORALES /CUARTOSCURO.COM

¿Cómo brindar ayuda? 

Como ya comentamos en líneas anteriores, existe una gran población de adultos mayores que viven en asilos o casas de asistencia. En México, existen mil 20 casas hogares reportados por INEGI en su Censo de Alojamiento de Asistencia Social (2015). Hay 22 mil 611 personas en estos alojamientos. El grueso de esta población está entre los 75 y los más de 90 años.

Muchas de estas casas de cuidados son públicas o viven de donaciones. Estos meses han sido complicados. Entrando al Censo del INEGI, puedes encontrar algún asilo en tu comunidad al que puedas apoyar. Si estás en la CDMX, te dejamos los datos de Madre Teresa, quienes desde hace meses trae una fuerte campaña de recolección.

Asilo Casa Madre Teresa en la CDMX ha estado recibiendo donativos casi desde que comenzó el resguardo. 


Mafer Olvera y Paola Palazón Seguel son creadoras de SIKI y Ser Mamá Hoy, plataformas de bienestar emocional y promoción de la salud mental.  Mafer es creadora del modelo Hospital de las Emociones, consultora en juventudes y salud mental,  y Paola es autora, emprendedora y creadora de proyectos de bienestar emocional.

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