Quienes digan que en Ciudad de México se vive a una velocidad vertiginosa, están muy equivocados. De hecho al saber la velocidad a la que se anda en el DF, muchos sabrán la razón por la que siempre llegan tarde a sus compromisos.
Con todo y mega construcciones, la existencia de autopistas urbanas, obras viales, peatonales y para ciclistas, en la Ciudad de México los habitantes han perdido velocidad de movilidad: según refiere el Programa General de Gobierno 2012-2018, de 38 kilómetros por hora que es a la velocidad a la que se movía la Ciudad hace 32 años, ahora se ha reducido a 17 kilómetros por hora.
La razón de tal velocidad es la existencia de marchas, bloqueos y plantones, de las cuales al menos se registran cuatro al día, en promedio, además de existir un gran número de autos particulares: “La movilidad empeora día con día por el tráfico, las movilizaciones y por la falta de mayores redes de transporte público moderno, como el Metrobús y el Metro“, señala el urbanista con posgrados en Harvard y el Instituto Tecnológico de Massachusetts, Salvador Herrera.
Aunque parece una velocidad exagerada, muchos estarán de acuerdo en las afirmaciones de Herrera, quien comenta que en tan sólo 10 años los tiempos de traslado han aumentado: de un promedio de 50 minutos, ahora es de 90. Nada que ver con otras capitales mundiales, donde la velocidad de traslado es de 25 a 30 kilómetros por hora, esto debido a que sus habitantes cuentan con “eficientes redes de transporte público que inhiben el uso excesivo del auto privado”.
Según Herrera de continuar el incremento de parque vehicular, se contará con cerca de 10 millones de autos en las calles en tan sólo cinco o seis años, lo que obviamente colapsará el tránsito y hará que la velocidad de movilidad se reduzca a 10-12 kilómetros por hora.
El urbanista detecta grandes irregularidades en la circulación de autos, por ejemplo, el que parezca que el mercado automotriz es quien regula la movilidad y no el interés por la planeación urbana; además también destacó la poca importancia que se le ha dado al ordenamiento del transporte pesado, el cual genera “más contaminación y accidentes viales. Es cuestionable que no existan, a la fecha, corredores especiales con horarios definidos”.
Otra duda razonable es por qué este tipo de especialistas no son consultados antes de realizar modificaciones en planes vehiculares y –sobre todos- por qué no hacerles caso una vez que ya hablaron… la situación es corregible.